“El Señor se acordó de nosotros;
nos bendecirá.”
Salmo 115: 12.
Yo puedo poner mi sello en la primera frase.
¿No puedes hacerlo tú? Sí, Jehová se ha
acordado de nosotros, nos ha provisto, nos
ha consolado, nos ha liberado y nos ha
guiado. En todos
los movimientos de Su providencia
se ha acordado de nosotros, sin
pasar nunca por alto nuestros ni
mios asuntos. Su mente ha estado llena de
nosotros: esa es otra forma de decir que
“se acordó”. Este ha sido el caso
todo el tiempo,
sin ninguna interrupción. Sin embargo, en
momentos especiales, hemos visto más claramente
Su interés, y queremos recordar esos
momentos
con desbordante gratitud. Sí, sí, “el Señor
se acordó de nosotros.”
La siguiente frase es una inferencia lógica de
la anterior. Como Dios es inmutable, Él
continuará acordándose de nosotros en el futuro,
tal como lo ha hecho en el pasado; y
que nos recuerde
es equivalente a que nos bendiga.
Pero tenemos aquí
no sólo una conclusión de la razón sino una declaración
de la inspiración: recibimos esto sobre la
base de la autoridad del Espíritu Santo:
“NOS BENDECIRÁ”.
Esto quiere decir cosas
grandes e inescrutables. La propia amplitud de
la promesa indica su infinito alcance. Él
nos bendecirá de conformidad a Su propia divi
na manera, y lo hará por siempre y para
siempre. Por tanto, cada uno de nosotros ha
de decir: “¡Bendice,
alma mía, a Jehová!”
Charles Spurgeon