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Preocupado
Mateo 8:19–34
8:18 Viéndose Jesús rodeado de mucha gente, mandó pasar al otro lado. 8:19 Y vino un escriba y le dijo: Maestro, te seguiré adondequiera que vayas. 8:20 Jesús le dijo: Las zorras tienen guaridas, y las aves del cielo nidos; mas el Hijo del Hombre no tiene dónde recostar su cabeza. 8:21 Otro de sus discípulos le dijo: Señor, permíteme que vaya primero y entierre a mi padre. 8:22 Jesús le dijo: Sígueme; deja que los muertos entierren a sus muertos.
Jesús calma la tempestad (Mr. 4. 35-41; Lc. 8. 22-25)
8:23 Y entrando él en la barca, sus discípulos le siguieron. 8:24 Y he aquí que se levantó en el mar una tempestad tan grande que las olas cubrían la barca; pero él dormía. 8:25 Y vinieron sus discípulos y le despertaron, diciendo: ¡Señor, sálvanos, que perecemos! 8:26 El les dijo: ¿Por qué teméis, hombres de poca fe? Entonces, levantándose, reprendió a los vientos y al mar; y se hizo grande bonanza. 8:27 Y los hombres se maravillaron, diciendo: ¿Qué hombre es éste, que aun los vientos y el mar le obedecen?
Los endemoniados gadarenos (Mr. 5. 1-20; Lc. 8. 26-39)
8:28 Cuando llegó a la otra orilla, a la tierra de los gadarenos, vinieron a su encuentro dos endemoniados que salían de los sepulcros, feroces en gran manera, tanto que nadie podía pasar por aquel camino. 8:29 Y clamaron diciendo: ¿Qué tienes con nosotros, Jesús, Hijo de Dios? ¿Has venido acá para atormentarnos antes de tiempo? 8:30 Estaba paciendo lejos de ellos un hato de muchos cerdos. 8:31 Y los demonios le rogaron diciendo: Si nos echas fuera, permítenos ir a aquel hato de cerdos. 8:32 El les dijo: Id. Y ellos salieron, y se fueron a aquel hato de cerdos; y he aquí, todo el hato de cerdos se precipitó en el mar por un despeñadero, y perecieron en las aguas. 8:33 Y los que los apacentaban huyeron, y viniendo a la ciudad, contaron todas las cosas, y lo que había pasado con los endemoniados. 8:34 Y toda la ciudad salió al encuentro de Jesús; y cuando le vieron, le rogaron que se fuera de sus contornos.
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Herido y criticado
1 Corintios 13
La preeminencia del amor
13:1 Si yo hablase lenguas humanas y angélicas, y no tengo amor, vengo a ser como metal que resuena, o címbalo que retiñe. 13:2 Y si tuviese profecía, y entendiese todos los misterios y toda ciencia, y si tuviese toda la fe, de tal manera que trasladase los montes, y no tengo amor, nada soy. 13:3 Y si repartiese todos mis bienes para dar de comer a los pobres, y si entregase mi cuerpo para ser quemado, y no tengo amor, de nada me sirve. 13:4 El amor es sufrido, es benigno; el amor no tiene envidia, el amor no es jactancioso, no se envanece; 13:5 no hace nada indebido, no busca lo suyo, no se irrita, no guarda rencor; 13:6 no se goza de la injusticia, mas se goza de la verdad. 13:7 Todo lo sufre, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta. 13:8 El amor nunca deja de ser; pero las profecías se acabarán, y cesarán las lenguas, y la ciencia acabará. 13:9 Porque en parte conocemos, y en parte profetizamos; 13:10 mas cuando venga lo perfecto, entonces lo que es en parte se acabará. 13:11 Cuando yo era niño, hablaba como niño, pensaba como niño, juzgaba como niño; mas cuando ya fui hombre, dejé lo que era de niño. 13:12 Ahora vemos por espejo, oscuramente; mas entonces veremos cara a cara. Ahora conozco en parte; pero entonces conoceré como fui conocido. 13:13 Y ahora permanecen la fe, la esperanza y el amor, estos tres; pero el mayor de ellos es el amor.
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Triste < - >Juan 14
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Jesús, el camino al Padre
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4:1 No se turbe vuestro corazón; creéis en Dios, creed también en mí. 14:2
En la casa de mi Padre muchas moradas hay; si así no fuera, yo os lo
hubiera dicho; voy, pues, a preparar lugar para vosotros. 14:3
Y si me fuere y os preparare lugar, vendré otra vez, y os tomaré a mí
mismo, para que donde yo estoy, vosotros también estéis. 14:4 Y sabéis a dónde voy, y sabéis el camino. 14:5 Le dijo Tomás: Señor, no sabemos a dónde vas; ¿cómo, pues, podemos saber el camino? 14:6 Jesús le dijo: Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí. 14:7 Si me conocieseis, también a mi Padre conoceríais; y desde ahora le conocéis, y le habéis visto.
14:8 Felipe le dijo: Señor, muéstranos el Padre, y nos basta. 14:9 Jesús le dijo: ¿Tanto
tiempo hace que estoy con vosotros, y no me has conocido, Felipe? El
que me ha visto a mí, ha visto al Padre; ¿cómo, pues, dices tú:
Muéstranos el Padre? 14:10 ¿No crees
que yo soy en el Padre, y el Padre en mí? Las palabras que yo os hablo,
no las hablo por mi propia cuenta, sino que el Padre que mora en mí, él
hace las obras. 14:11 Creedme que yo soy en el Padre, y el Padre en mí; de otra manera, creedme por las mismas obras. 14:12
De cierto, de cierto os digo: El que en mí cree, las obras que yo hago,
él las hará también; y aun mayores hará, porque yo voy al Padre. 14:13 Y todo lo que pidiereis al Padre en mi nombre, lo haré, para que el Padre sea glorificado en el Hijo. 14:14 Si algo pidiereis en mi nombre, yo lo haré.
La promesa del Espíritu Santo
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14:15 Si me amáis, guardad mis mandamientos. 14:16 Y yo rogaré al Padre, y os dará otro Consolador, para que esté con vosotros para siempre: 14:17
el Espíritu de verdad, al cual el mundo no puede recibir, porque no le
ve, ni le conoce; pero vosotros le conocéis, porque mora con vosotros, y
estará en vosotros. 14:18 No os dejaré huérfanos; vendré a vosotros. 14:19 Todavía un poco, y el mundo no me verá más; pero vosotros me veréis; porque yo vivo, vosotros también viviréis. 14:20 En aquel día vosotros conoceréis que yo estoy en mi Padre, y vosotros en mí, y yo en vosotros. 14:21
El que tiene mis mandamientos, y los guarda, ése es el que me ama; y el
que me ama, será amado por mi Padre, y yo le amaré, y me manifestaré a
él. 14:22 Le dijo Judas (no el Iscariote): Señor, ¿cómo es que te manifestarás a nosotros, y no al mundo? 14:23 Respondió Jesús y le dijo: El que me ama, mi palabra guardará; y mi Padre le amará, y vendremos a él, y haremos morada con él. 14:24 El que no me ama, no guarda mis palabras; y la palabra que habéis oído no es mía, sino del Padre que me envió. 14:25 Os he dicho estas cosas estando con vosotros. 14:26
Mas el Consolador, el Espíritu Santo, a quien el Padre enviará en mi
nombre, él os enseñará todas las cosas, y os recordará todo lo que yo os
he dicho. 14:27 La paz os dejo, mi paz os doy; yo no os la doy como el mundo la da. No se turbe vuestro corazón, ni tenga miedo. 14:28
Habéis oído que yo os he dicho: Voy, y vengo a vosotros. Si me amarais,
os habríais regocijado, porque he dicho que voy al Padre; porque el
Padre mayor es que yo. 14:29 Y ahora os lo he dicho antes que suceda, para que cuando suceda, creáis. 14:30 No hablaré ya mucho con vosotros; porque viene el príncipe de este mundo, y él nada tiene en mí. 14:31 Mas para que el mundo conozca que amo al Padre, y como el Padre me mandó, así hago. Levantaos, vamos de aquí.
Fondo por Marta V.
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Pecador o que haz pecado > Salmo 51
51:1 Ten piedad de mí, oh Dios, conforme a tu misericordia; Conforme a la multitud de tus piedades borra mis rebeliones. 51:2 Lávame más y más de mi maldad, Y límpiame de mi pecado. 51:3 Porque yo reconozco mis rebeliones, Y mi pecado está siempre delante de mí. 51:4 Contra ti, contra ti solo he pecado, Y he hecho lo malo delante de tus ojos; Para que seas reconocido justo en tu palabra, Y tenido por puro en tu juicio. 51:5 He aquí, en maldad he sido formado, Y en pecado me concibió mi madre. 51:6 He aquí, tú amas la verdad en lo íntimo, Y en lo secreto me has hecho comprender sabiduría. 51:7 Purifícame con hisopo, y seré limpio; Lávame, y seré más blanco que la nieve. 51:8 Hazme oír gozo y alegría, Y se recrearán los huesos que has abatido. 51:9 Esconde tu rostro de mis pecados, Y borra todas mis maldades. 51:10 Crea en mí, oh Dios, un corazón limpio, Y renueva un espíritu recto dentro de mí. 51:11 No me eches de delante de ti, Y no quites de mí tu santo Espíritu. 51:12 Vuélveme el gozo de tu salvación, Y espíritu noble me sustente. 51:13 Entonces enseñaré a los transgresores tus caminos, Y los pecadores se convertirán a ti. 51:14 Líbrame de homicidios, oh Dios, Dios de mi salvación; Cantará mi lengua tu justicia. 51:15 Señor, abre mis labios, Y publicará mi boca tu alabanza. 51:16 Porque no quieres sacrificio, que yo lo daría; No quieres holocausto. 51:51:17 Los sacrificios de Dios son el espíritu quebrantado; Al corazón contrito y humillado no despreciarás tú, oh Dios. 51:18 Haz bien con tu benevolencia a Sion; Edifica los muros de Jerusalén. 51:19 Entonces te agradarán los sacrificios de justicia, el holocausto u ofrenda del todo quemada; Entonces ofrecerán becerros sobre tu altar.
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Fondo por Marta V.
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En Peligro Inminente > Salmo 91 ---------------------------- Morando bajo la sombra del Omnipotente -------------------------
91:1 El que habita al abrigo del Altísimo Morará bajo la sombra del Omnipotente. 91:2 Diré yo a Jehová: Esperanza mía, y castillo mío; Mi Dios, en quien confiaré. 91:3 El te librará del lazo del cazador, De la peste destructora. 91:4 Con sus plumas te cubrirá, Y debajo de sus alas estarás seguro; Escudo y adarga es su verdad. 91:5 No temerás el terror nocturno, Ni saeta que vuele de día, 91:6 Ni pestilencia que ande en oscuridad, Ni mortandad que en medio del día destruya. 91:7 Caerán a tu lado mil, Y diez mil a tu diestra; Mas a ti no llegará. 91:8 Ciertamente con tus ojos mirarás Y verás la recompensa de los impíos. 91:9 Porque has puesto a Jehová, que es mi esperanza, Al Altísimo por tu habitación, 91:10 No te sobrevendrá mal, Ni plaga tocará tu morada. 91:11 Pues a sus ángeles mandará acerca de ti, Que te guarden en todos tus caminos. 91:12 En las manos te llevarán, Para que tu pie no tropiece en piedra. 91:13 Sobre el león y el áspid pisarás; Hollarás al cachorro del león y al dragón. 91:14 Por cuanto en mí ha puesto su amor, yo también lo libraré; Le pondré en alto, por cuanto ha conocido mi nombre. 91:15 Me invocará, y yo le responderé; Con él estaré yo en la angustia; Lo libraré y le glorificaré. 91:16 Lo saciaré de larga vida, Y le mostraré mi salvación.
Fondo Por M.V.
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Que La Gente Ye Ha Fallado
-Salmo 27-
Jehová es mi luz y mi salvación
27:1 Jehová es mi luz y mi salvación; ¿de quién temeré? Jehová es la fortaleza de mi vida; ¿de quién he de atemorizarme? 27:2 Cuando se juntaron contra mí los malignos, mis angustiadores y mis enemigos, Para comer mis carnes, ellos tropezaron y cayeron. 27:3 Aunque un ejército acampe contra mí, No temerá mi corazón; Aunque contra mí se levante guerra, Yo estaré confiado. 27:4 Una cosa he demandado a Jehová, ésta buscaré; Que esté yo en la casa de Jehová todos los días de mi vida, Para contemplar la hermosura de Jehová, y para inquirir en su templo. 27:5 Porque él me esconderá en su tabernáculo en el día del mal; Me ocultará en lo reservado de su morada; Sobre una roca me pondrá en alto. 27:6 Luego levantará mi cabeza sobre mis enemigos que me rodean, Y yo sacrificaré en su tabernáculo sacrificios de júbilo; Cantaré y entonaré alabanzas a Jehová. 27:7 Oye, oh Jehová, mi voz con que a ti clamo; Ten misericordia de mí, y respóndeme. 27:8 Mi corazón ha dicho de ti: Buscad mi rostro. Tu rostro buscaré, oh Jehová; 27:9 No escondas tu rostro de mí. No apartes con ira a tu siervo; Mi ayuda has sido. No me dejes ni me desampares, Dios de mi salvación. 27:10 Aunque mi padre y mi madre me dejaran, Con todo, Jehová me recogerá. 27:11 Enséñame, oh Jehová, tu camino, Y guíame por senda de rectitud A causa de mis enemigos. 27:12 No me entregues a la voluntad de mis enemigos; Porque se han levantado contra mí testigos falsos, y los que respiran crueldad. 27:13 Hubiera yo desmayado, si no creyese que veré la bondad de Jehová En la tierra de los vivientes. 27:14 Aguarda a Jehová; Esfuérzate, y aliéntese tu corazón; Sí, espera a Jehová.
fondo por Marta V.
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Que Dios esta lejos de tí
Salmo 139 Omnipresencia y omnisciencia de Dios
139:1 Oh Jehová, tú me has examinado y conocido. 139:2 Tú has conocido mi sentarme y mi levantarme; Has entendido desde lejos mis pensamientos. 139:3 Has escudriñado mi andar y mi reposo, Y todos mis caminos te son conocidos. 139:4 Pues aún no está la palabra en mi lengua, Y he aquí, oh Jehová, tú la sabes toda. 139:5 Detrás y delante me rodeaste, Y sobre mí pusiste tu mano. 139:6 Tal conocimiento es demasiado maravilloso para mí; Alto es, no lo puedo comprender. 139:7 ¿A dónde me iré de tu Espíritu? ¿Y a dónde huiré de tu presencia? 139:8 Si subiere a los cielos, allí estás tú; Y si en el Seol hiciere mi estrado, he aquí, allí tú estás. 139:9 Si tomare las alas del alba Y habitare en el extremo del mar, 139:10 Aun allí me guiará tu mano, Y me asirá tu diestra. 139:11 Si dijere: Ciertamente las tinieblas me encubrirán; Aun la noche resplandecerá alrededor de mí. 139:12 Aun las tinieblas no encubren de ti, Y la noche resplandece como el día; Lo mismo te son las tinieblas que la luz. 139:13 Porque tú formaste mis entrañas; Tú me hiciste en el vientre de mi madre. 139:14 Te alabaré; porque formidables, maravillosas son tus obras; Estoy maravillado, Y mi alma lo sabe muy bien. 139:15 No fue encubierto de ti mi cuerpo, Bien que en oculto fui formado, Y entretejido en lo más profundo de la tierra. 139:16 Mi embrión vieron tus ojos, Y en tu libro estaban escritas todas aquellas cosas Que fueron luego formadas, Sin faltar una de ellas. 139:17 ¡Cuán preciosos me son, oh Dios, tus pensamientos! ¡Cuán grande es la suma de ellos! 139:18 Si los enumero, se multiplican más que la arena; Despierto, y aún estoy contigo. 139:19 De cierto, oh Dios, harás morir al impío; Apartaos, pues, de mí, hombres sanguinarios. 139:20 Porque blasfemias dicen ellos contra ti; Tus enemigos toman en vano tu nombre. 139:21 ¿No odio, oh Jehová, a los que te aborrecen, Y me enardezco contra tus enemigos? 139:22 Los aborrezco por completo; Los tengo por enemigos. 139:23 Examíname, oh Dios, y conoce mi corazón; Pruébame y conoce mis pensamientos; 139:24 Y ve si hay en mí camino de perversidad, Y guíame en el camino eterno.
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Fondo por Marta
V.
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Necesidad de Estimular Tu Fe Hebreos 11La Fe
11:1 Es, pues, la fe la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve. 11:2 Porque por ella alcanzaron buen testimonio los antiguos. 11:3 Por la fe entendemos haber sido constituido el universo por la palabra de Dios, de modo que lo que se ve fue hecho de lo que no se veía. 11:4 Por la fe Abel ofreció a Dios más excelente sacrificio que Caín, por lo cual alcanzó testimonio de que era justo, dando Dios testimonio de sus ofrendas; y muerto, aún habla por ella. 11:5
Por la fe Enoc fue traspuesto para no ver muerte, y no fue hallado,
porque lo traspuso Dios; y antes que fuese traspuesto, tuvo testimonio
de haber agradado a Dios. 11:6
Pero sin fe es imposible agradar a Dios; porque es necesario que el que
se acerca a Dios crea que le hay, y que es galardonador de los que le
buscan. 11:7 Por la fe Noé, cuando fue advertido por Dios acerca de
cosas que aún no se veían, con temor preparó el arca en que su casa se
salvase; y por esa fe condenó al mundo, y fue hecho heredero de la justicia que viene por la fe. 11:8
Por la fe Abraham, siendo llamado, obedeció para salir al lugar que
había de recibir como herencia; y salió sin saber a dónde iba. 11:9
Por la fe habitó como extranjero en la tierra prometida como en tierra
ajena, morando en tiendas con Isaac y Jacob, coherederos de la misma
promesa; 11:10 porque esperaba la ciudad que tiene fundamentos, cuyo arquitecto y constructor es Dios. 11:11
Por la fe también la misma Sara, siendo estéril, recibió fuerza para
concebir; y dio a luz aun fuera del tiempo de la edad, porque creyó que era fiel quien lo había prometido. 11:12 Por lo cual también, de uno, y ése ya casi muerto, salieron como las estrellas del cielo en multitud, y como la arena innumerable que está a la orilla del mar. 11:13
Conforme a la fe murieron todos éstos sin haber recibido lo prometido,
sino mirándolo de lejos, y creyéndolo, y saludándolo, y confesando que
eran extranjeros y peregrinos sobre la tierra. 11:14 Porque los que esto dicen, claramente dan a entender que buscan una patria; 11:15 pues si hubiesen estado pensando en aquella de donde salieron, ciertamente tenían tiempo de volver. 11:16
Pero anhelaban una mejor, esto es, celestial; por lo cual Dios no se
avergüenza de llamarse Dios de ellos; porque les ha preparado una
ciudad. 11:17 Por la fe Abraham, cuando fue probado, ofreció a Isaac; y el que había recibido las promesas ofrecía su unigénito, 11:18 habiéndosele dicho: En Isaac te será llamada descendencia; 11:19
pensando que Dios es poderoso para levantar aun de entre los muertos,
de donde, en sentido figurado, también le volvió a recibir. 11:20 Por la fe bendijo Isaac a Jacob y a Esaú respecto a cosas venideras. 11:21 Por la fe Jacob, al morir, bendijo a cada uno de los hijos de José, y adoró apoyado sobre el extremo de su bordón. 11:22 Por la fe José, al morir, mencionó la salida de los hijos de Israel, y dio mandamiento acerca de sus huesos. 11:23 Por la fe Moisés, cuando nació, fue escondido por sus padres por tres meses, porque le vieron niño hermoso, y no temieron el decreto del rey. 11:24 Por la fe Moisés, hecho ya grande, rehusó llamarse hijo de la hija de Faraón, 11:25 escogiendo antes ser maltratado con el pueblo de Dios, que gozar de los deleites temporales del pecado, 11:26
teniendo por mayores riquezas el vituperio de Cristo que los tesoros de
los egipcios; porque tenía puesta la mirada en el galardón. 11:27 Por la fe dejó a Egipto, no temiendo la ira del rey; porque se sostuvo como viendo al Invisible. 11:28
Por la fe celebró la pascua y la aspersión de la sangre, para que el
que destruía a los primogénitos no los tocase a ellos. 11:29 Por la fe pasaron el Mar Rojo como por tierra seca; e intentando los egipcios hacer lo mismo, fueron ahogados. 11:30 Por la fe cayeron los muros de Jericó después de rodearlos siete días. 11:31 Por la fe Rahab la ramera no pereció juntamente con los desobedientes, habiendo recibido a los espías en paz. 11:32 ¿Y qué más digo? Porque el tiempo me faltaría contando de Gedeón, de Barac, de Sansón, de Jefté, de David, así como de Samuel y de los profetas; 11:33 que por fe conquistaron reinos, hicieron justicia, alcanzaron promesas, taparon bocas de leones, 11:34 apagaron fuegos impetuosos,
evitaron filo de espada, sacaron fuerzas de debilidad, se hicieron
fuertes en batallas, pusieron en fuga ejércitos extranjeros. 11:35 Las mujeres recibieron sus muertos mediante resurrección;mas otros fueron atormentados, no aceptando el rescate, a fin de obtener mejor resurrección. 11:36 Otros experimentaron vituperios y azotes, y a más de esto prisiones y cárceles.11:37 Fueron apedreados,
aserrados, puestos a prueba, muertos a filo de espada; anduvieron de
acá para allá cubiertos de pieles de ovejas y de cabras, pobres,
angustiados, maltratados; 11:38 de los cuales el mundo no era digno;
errando por los desiertos, por los montes, por las cuevas y por las
cavernas de la tierra. 11:39 Y todos éstos, aunque alcanzaron buen testimonio mediante la fe, no recibieron lo prometido; 11:40 proveyendo Dios alguna cosa mejor para nosotros, para que no fuesen ellos perfeccionados aparte de nosotros.
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Solo y Temeroso
Salmo 23
Jehová es mi pastor
23:1 Jehová es mi pastor; nada me faltará. 23:2 En lugares de delicados pastos me hará descansar; Junto a aguas de reposo me pastoreará. 23:3 Confortará mi alma; Me guiará por sendas de justicia por amor de su nombre. 23:4 Aunque ande en valle de sombra de muerte, No temeré mal alguno, porque tú estarás conmigo; Tu vara y tu cayado me infundirán aliento. 23:5 Aderezas mesa delante de mí en presencia de mis angustiadores; Unges mi cabeza con aceite; mi copa está rebosando. 23:6 Ciertamente el bien y la misericordia me seguirán todos los días de mi vida, Y en la casa de Jehová moraré por largos días.
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Preocupado
Mateo 8:19–34
8:18 Viéndose Jesús rodeado de mucha gente, mandó pasar al otro lado. 8:19 Y vino un escriba y le dijo: Maestro, te seguiré adondequiera que vayas. 8:20
Jesús le dijo: Las zorras tienen guaridas, y las aves del cielo nidos;
mas el Hijo del Hombre no tiene dónde recostar su cabeza. 8:21 Otro de sus discípulos le dijo: Señor, permíteme que vaya primero y entierre a mi padre. 8:22 Jesús le dijo: Sígueme; deja que los muertos entierren a sus muertos.
Jesús calma la tempestad (Mr. 4. 35-41; Lc. 8. 22-25)
8:23 Y entrando él en la barca, sus discípulos le siguieron. 8:24 Y he aquí que se levantó en el mar una tempestad tan grande que las olas cubrían la barca; pero él dormía. 8:25 Y vinieron sus discípulos y le despertaron, diciendo: ¡Señor, sálvanos, que perecemos! 8:26
El les dijo: ¿Por qué teméis, hombres de poca fe? Entonces,
levantándose, reprendió a los vientos y al mar; y se hizo grande
bonanza. 8:27 Y los hombres se maravillaron, diciendo: ¿Qué hombre es éste, que aun los vientos y el mar le obedecen?
Los endemoniados gadarenos (Mr. 5. 1-20; Lc. 8. 26-39)
8:28 Cuando llegó a la otra orilla, a la tierra de los gadarenos,
vinieron a su encuentro dos endemoniados que salían de los sepulcros,
feroces en gran manera, tanto que nadie podía pasar por aquel camino. 8:29 Y clamaron diciendo: ¿Qué tienes con nosotros, Jesús, Hijo de Dios? ¿Has venido acá para atormentarnos antes de tiempo? 8:30 Estaba paciendo lejos de ellos un hato de muchos cerdos. 8:31 Y los demonios le rogaron diciendo: Si nos echas fuera, permítenos ir a aquel hato de cerdos. 8:32 El les dijo: Id.
Y ellos salieron, y se fueron a aquel hato de cerdos; y he aquí, todo
el hato de cerdos se precipitó en el mar por un despeñadero, y
perecieron en las aguas. 8:33 Y los que los apacentaban huyeron, y
viniendo a la ciudad, contaron todas las cosas, y lo que había pasado
con los endemoniados. 8:34 Y toda la ciudad salió al encuentro de Jesús; y cuando le vieron, le rogaron que se fuera de sus contornos.
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Fondo por Marta V.
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Herido y criticado
1 Corintios 13
La preeminencia del amor
13:1 Si yo hablase lenguas humanas y angélicas, y no tengo amor, vengo a ser como metal que resuena, o címbalo que retiñe. 13:2
Y si tuviese profecía, y entendiese todos los misterios y toda ciencia,
y si tuviese toda la fe, de tal manera que trasladase los montes, y no tengo amor, nada soy. 13:3
Y si repartiese todos mis bienes para dar de comer a los pobres, y si
entregase mi cuerpo para ser quemado, y no tengo amor, de nada me sirve.
13:4 El amor es sufrido, es benigno; el amor no tiene envidia, el amor no es jactancioso, no se envanece; 13:5 no hace nada indebido, no busca lo suyo, no se irrita, no guarda rencor; 13:6 no se goza de la injusticia, mas se goza de la verdad. 13:7 Todo lo sufre, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta. 13:8 El amor nunca deja de ser; pero las profecías se acabarán, y cesarán las lenguas, y la ciencia acabará. 13:9 Porque en parte conocemos, y en parte profetizamos; 13:10 mas cuando venga lo perfecto, entonces lo que es en parte se acabará. 13:11
Cuando yo era niño, hablaba como niño, pensaba como niño, juzgaba como
niño; mas cuando ya fui hombre, dejé lo que era de niño. 13:12 Ahora
vemos por espejo, oscuramente; mas entonces veremos cara a cara. Ahora
conozco en parte; pero entonces conoceré como fui conocido. 13:13 Y ahora permanecen la fe, la esperanza y el amor, estos tres; pero el mayor de ellos es el amor.
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