Nadie dijo que ser seguir a Jesús sería fácil. Dios nos da todo, pero a cambio nos pide todo – nuestro tiempo, nuestros talentos y también a nosotros mismos. Somos llamados a ser embajadores de Cristo y a reflejar a Dios en todo lo que hacemos. Pero en medio de nuestra vida diaria tan ocupados con quehaceres, responsabilidades y metas; perdemos enfoque del más importante llamado.