Nos convencemos a nosotros mismos de que la vida será mejor después de casarnos, después de tener un hijo, y entonces después de tener otro.
Entonces nos sentimos frustrados de que los hijos no son lo suficientemente grandes y que seremos felices cuando lo sean.
Después de eso nos frustramos por que son adolescentes (difíciles de tratar).
Ciertamente seremos más felices cuando salgan de esa etapa.
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