Una vida llena de Jesús
"pero recibiréis poder, cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo, y me sréis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaría, y hasta en lo último de la tierra" Hch. 1:8.
Tener un vida llena de Jesús no se refiere a una persona que tenga ministerio. Nos incluye a todos nosotros a los que fuimos rescatados del pecado por la gracia de nuestro Señor Jesús. ¿Cuánto estamos haciendo por el Señor? ¿De qué manera estamos cumpliendo con el propósito para el cual fuimos llamados? Fuimos llamdos a ser testigos de Jesucristo, pero antes debemos ser llenos del poder del Espíritu Santo. Tiene que ser con un acercamiento especial constante, con Dios. Dos personas que llegaron a ser de gran utilidad en servir a Dios fueron:
Pedro: fue uno de los doce apóstoles escogidos por el mismo Señor Jesús para caminar con Él en su ministerio en esta tierra. Pedro fue testigo en diversas ocasiones del poder de Jesús; él fue uno delos que estuvo presente en el Monte de la Transfiguración, Pedro había visto al Señor caminar sobre las aguas e incluso él mismo había participado de esa experiencia. Incluso llegó a confesarle al Señor que Él era el Cristo, el Hijo de Dios. Pero con todo esto Pedro seguía siendo un hombre natural a pesar de sus experiencias en el Señor. Tuvo que pasar por una amarga experiencia para estar listo y testificar de Cristo. Después de esto al Pedro lleno del poder del Espíritu Santo hablando ante una multitud de tres mil personas, testificándoles de Jesús.
Pablo: las cartas del apóstol Pablo han sido de gran edificación para nosotros, pero este apóstol también tuvo que pasar una experiencia personal con Jesús antes de que pudiera ser el "apóstol de los gentiles". Pablo era un hombre inteligente, tenía profundos conocimientos, pero era un hombre natural; en el libro de los Hechos, capítulo 8, vemos la manera en que éste perseguía a los cristianos. Él había consentido la muerte de Esteban. Conseguía cartas para meter en la cárcel a los discípulos de Jesucristo. Pero yendo un día camino a Damasco tuvo una experiencia personal con el Señor. Después de esa experiencia paso a ser de perseguidor a pesrseguido, a ser un apóstol de Jesús y fue lleno del poder del Espíritu Santo.
Nosotros: Cada uno de nosotros tenemos en común el hecho de que Cristo nos rescató del pecado y del infierno, del crujir de dientes; pero, ¿de qué manera nos estamos preparando para ser fieles testigos de Jesús? ¿Cuánto buscamos día a día el poder del Espíritu Santo en nuestras vidas? No podemos dar lo que no tenemos. Recordemos que cada día tenemos nuevas oportunidades de serle fiel a Jesucristo. ¡Aprovechemos cada oporunidad para reflejar Su Amor!.
ptr. J. Batista
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