Ir a buscar comida al fiado nunca fue ni será jamás algo cómodo. Por el contrario, en algunos casos despierta vergüenza. Al fin y al cabo se trata de un favor.
--Lo siento, don Aníbal. Ya tiene una cuenta bastante grande y, perdóneme la franqueza, no veo que consiga trabajo—le dijo el propietario del negocio.
--Pero lo he intentado—repuso el hombre.
--No lo dudo, don Aníbal, pero se que me comprenderá. Son negocios. ... Leer más!
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