ÉL COMPLETÓ LA MISIÓN
¿Qué es necesario para que tengamos vida eterna?
Muchos creen que es necesario hacer el bien y amar a Dios por sobre todo y al prójimo
como a sí mismo.
Actuando de esta manera tendríamos derecho a la vida eterna. Pero,
¿Quién consigue hacer esto perfectamente?
¿Tú lo consigues? Esto es imposible para cualquiera de nosotros.
Tenemos actitudes egoístas.
Actuamos contra la ley de Dios y dejamos muchas veces de amar a los demás como
deberíamos.
El camino de la obediencia requiere perfección y ningún ser humano es capaz de
preparar ese camino.
Exactamente debido a esta incompetencia llamada pecado es que Jesús fue enviado
por Dios Padre.
Él fue enviado para solucionar nuestro problema, y Él lo resolvió.
Él terminó Su misión y dio Su vida en la cruz para que recibiéramos el perdón de todos
nuestros pecados y así ganáramos de regalo la vida eterna.
No porque lo merecemos, sino por el amor, Cristo se entregó a la muerte de cruz.
Él hizo eso voluntariamente. Él nos dio lo más valioso de todos los regalos.
Y es este regalo que nos motiva a amar a Dios y a los demás.
El cristiano ama y sirve a Dios y al prójimo no por ser perdonado, sino porque aun sin
merecer recibió de regalo el perdón.
Y la alegría de saber que tenemos el perdón y la salvación es el resorte que nos
impulsa a amar. Jesús terminó Su misión.
Él murió por nosotros en la cruz.
Él resucitó y está en los cielos preparándonos un lugar.
Esta semana que pasó no fue de tristeza sino de alegría y gratitud, pues en esa
semana, llamada Semana Santa,
Cristo terminó Su misión y nos dio de regalo la vida eterna.
Oremos:
Gracias, Señor Jesús, porque me has dado el mejor regalo que yo podría recibir.
Es muy bueno tener la certeza de Tu perdón y saber que viviré eternamente a Tu lado
en el cielo.
Amén.
“Jesús bebió el vino agrio y dijo: –
Todo está cumplido.
Luego inclinó la cabeza y murió.”
(Juan 19:30)


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