Ya no hay un dolor humano que no sea mi dolor;
Ya ningunos ojos lloran, ya ningún alma se angustia
Sin que yo me angustie y llore;
Ya mi corazón es lámpara fiel de todas las vigilias,
¡OH Cristo!
En vano busco en los hondos escondrijos de mi ser
Para encontrar algún odio: nadie puede herirme ya
Sino de piedad y amor. Todos son yo, yo soy todos,
¡OH Cristo!
¡Qué importan males o bienes! Para mí todos son bienes.
El rosal no tiene espinas: para mí sólo da rosas.
¿Rosas de Pasión? ¡Qué importa! Rosas de celeste esencia,
Purpúreas como la sangre que vertiste por nosotros,
¡OH Cristo!
Dios te bendiga!!!
