No pensamos en lo gratificante que es cuando renovamos nuestros pensamientos y experimentamos en realizar algo nuevo. En nuestra vida con Cristo asumimos un estado de conformismo y me atrevo a decir que de poca fe; nos atamos a tantas cosas materiales, físicas y emocionales que no probamos verdaderamente el caminar con Jesús.
Cuando Eliseo decidió seguir al profeta Elías, hizo algo que para la realidad de hoy sería imposible de creer. Elíseo fue a su casa hizo un gran banquete de despedida, sacrifico unos bueyes, repartió a todos los invitados, quemó todos sus instrumentos de trabajo y luego… «se levantó y fue tras Elías, para servirle» (1 Reyes 19:21).
Santificarnos y apartarnos para Cristo, quien se sacrificó a muerte por nosotros, tienen un precio. Pero ni aún eso se compara a lo que estamos destinados a ganar en Jesucristo…
Jesús dijo “Si tratas de aferrarte a la vida, la perderás, pero, si entregas tu vida por mi causa, la salvarás.” (Mateo 16:25