Lo amáis sin haberlo visto.
Por fe andamos, no por vista.
Nosotros lo amamos a él porque él nos amó primero.
Y nosotros hemos conocido y creído el amor que Dios tiene para con nosotros. Dios es amor, y el que permanece en amor permanece en Dios y Dios en él.
En él también vosotros, habiendo oído la palabra de verdad, el evangelio de vuestra salvación, y habiendo creído en él, fuisteis sellados con el Espíritu Santo de la promesa.
A ellos, Dios quiso dar a conocer las riquezas de la gloria de este misterio entre los gentiles, que es Cristo en vosotros, esperanza de gloria.
Si alguno dice: «Yo amo a Dios», pero odia a su hermano, es mentiroso, pues el que no ama a su hermano a quien ha visto, ¿cómo puede amar a Dios a quien no ha visto?
Jesús le dijo: Porque me has visto, Tomás, creíste; bienaventurados los que no vieron y creyeron.
¡Bienaventurados todos los que en él confían!
I P 1:8 II Co.5:7 I Jn.4:19, 16 Ef.1:13 Col.1:27 I Jn.4:20 Jn.20:29 Sal.2:12