Dios no es hombre, para que mienta.
Plenamente convencido de que era también poderoso para hacer todo lo que había prometido.
Todo el que lee la Biblia atentamente dirá que su mensaje es vivo y completo, porque su autor es Dios mismo. Él nos interroga, nos muestra nuestras verdaderas necesidades, y nos hace promesas que las satisfacen. Estos son algunos ejemplos:
–El perdón: “Venid luego, dice el Señor, y estemos a cuenta: si vuestros pecados fueren como la grana, como la nieve serán emblanquecidos; si fueren rojos como el carmesí, vendrán a ser como blanca lana” (Isaías 1:18).
“Yo, yo soy el que borro tus rebeliones... y no me acordaré de tus pecados” (Isaías 43:25).
–La vida eterna: “Y yo les doy vida eterna”, dijo Jesús (Juan 10:28). “El que oye mi palabra, y cree al que me envió, tiene vida eterna; y no vendrá a condenación, mas ha pasado de muerte a vida” (Juan 5:24).
–Una seguridad: “Estas cosas os he escrito a vosotros que creéis en el nombre del Hijo de Dios, para que sepáis que tenéis vida eterna” (1 Juan 5:13).
–Una relación con Dios: “Mas a todos los que le recibieron (Jesús), a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios” (Juan 1:12).
–La paz del corazón: “La paz os dejo, mi paz os doy; yo no os la doy como el mundo la da. No se turbe vuestro corazón, ni tenga miedo” (Juan 14:27).
–La apacible espera de un futuro feliz: “Aguardando la esperanza bienaventurada y la manifestación gloriosa de nuestro gran Dios y Salvador Jesucristo” (Tito 2:13).