Cuando el Espíritu Santo
Gime en Oración
La existencia
del Espíritu de Dios obra en nosotros orando con gemidos:“Abba,” “Padre,
Papá.” Él nos ayuda a soportar los sufrimientos para que podamos
pacientemente esperar la redención final de nuestros cuerpos cuando
miraremos a Jesús “con gloria que vierte sobre nosotros” en Su venida.
Somos
llamados en las Escrituras a “orar continuamente” (1 Tes. 5:17). Cuando
oramos, “nos estamos dirigiendo al gran soberano Dios del universo y
estamos presentando nuestra adoración, confesión, acciones de gracias, y
súplicas a El. Él está escuchando estas oraciones y respondiendo a
ellas constante, perfecta y sabiamente con toda su inagotable
abundancia” (James Boice, Romanos, vol. 2, p. 891).
Y si esto es
cierto ¿Por qué es tan difícil orar? ¿Por que la oración es aun un
problema para el Cristiano maduro? El apóstol Pablo dice que es por
causa de “nuestras debilidades.” Phillips traduce Romanos 8:26: “El
Espíritu de Dios no solo mantiene esta esperanza dentro de nosotros,
sino que nos ayuda en nuestras actuales limitaciones.” Lo maravilloso
son sus intercesiones por los santos que están en armonía con la
voluntad de Dios.” Él viene a socorrernos en nuestras debilidades.
Pablo
no dice que el Espíritu Santo quita nuestras “debilidades,” sino que Él
“nos ayuda.” “Vivimos nuestra vida completa en condiciones de
debilidad.”Lo maravilloso, dice Leon Morris: “Lo que el Espíritu hace es
ayudar; Él nos da el auxilio que necesitamos para vernos
completamente.”
¿Cuál es el problema? Nosotros no sabemos que debemos
pedir a Dios. ¿Cuál es su voluntad soberana para nosotros, nuestra
familia, nuestro ministerio, etc.? A menudo no sabemos lo que
necesitamos, tampoco sabemos lo que es mejor para nosotros.
Cada
Cristiano experimenta estas debilidades y esto es lo que hace que la
oración sea difícil. ¿Acaso no ha experimentado usted en varias
ocasiones que tan difícil es parar y orar en su ocupado tiempo y
entonces cuando usted está en Su presencia en oración es tan dulce y
maravilloso que no queremos dejar de orar? Su espíritu se opone a dejar
el lugar sagrado. El Espíritu Santo nos ayuda en las debilidades. “Él
intercede por nosotros con gemidos que las palabras no pueden expresar”
(v. 26) El Espíritu Santo todo poderoso es nuestro auxilio. Él viene en
nuestra ayuda para darnos acceso al Padre (Efesios 2:18).
El apóstol
Pablo usa la palabra sunantilambanetai que denota a una persona viniendo
de lejos para tomar parte de una pesada carga para ayudarle a
tolerarla.
Jesús tuvo la misma idea en mente cuando él llamó al
Espíritu Santo Parakletos, “Uno quien es llamado de lejos” para ayudar
en tiempos de necesidad. El Espíritu Santo viene de lejos para ayudarnos
en nuestras debilidades. Como estamos desesperados, él alivia nuestras
cargas. Pablo hace énfasis en esto como un divino trabajo, no
medio-divino y medio-humano.
Nosotros no sabemos que orar en medio de
nuestros sufrimientos, con toda esa pesada carga entonces El viene y
nos ayuda a soportarlas. El se identifica con nosotros en nuestras
debilidades.
Nosotros no sabemos como o que orar en esos difíciles
momentos de sufrimiento, pero El si porque él nos conoce íntimamente y
él sabe perfectamente la voluntad de Dios, y nuestras debilidades. La
oración cubre cada aspecto de nuestras necesidades, y nuestras
debilidades son aclaradas no por nuestro conocimiento por cual oramos.
Nosotros a menudo no tenemos la idea completa. Nosotros solo vemos la
herida, el dolor, el sufrimiento, etc. El Espíritu Santo viene en
nuestra ayuda y hace intercesión.
De hecho, nosotros tenemos dos
intercesores divinos: Jesucristo está a la mano derecha del Dios Padre
en el cielo intercediendo en nuestro nombre (Romanos 8:34; Hebreos 7:25;
1 Juan 2:1), y el Espíritu Santo en nuestros corazones está también
intercediendo (Juan 14:16, 17). El Espíritu Santo intercede con gemidos
los cuales no pueden ser pronunciados para ascender al trono de gracia.
“Los gemidos registran la intercesión del Espíritu Santo” (Murray).
El
Espíritu mismo “intercede,” ruega por nosotros. Es una palabra
maravillosa que muestra el rescate por alguien, que “sucede en” una
persona que está en problemas y “en su nombre” ruega con “gemidos que
desconcierta las palabras.” Dios el Padre busca el corazón (v. 27; 1
Crónicas 28:9; salmos 139:1, 23: Jeremías 17:10; 1Cor 4:5; Hebreos
4:13). La mente del Espíritu mismo hace interpretación por los santos
según la voluntad de Dios. La persona que hace la intercesión es un
miembro de la Trinidad. Nosotros no conocemos lo que es la voluntad de
Dios, solo él la conoce.
¿Cuáles son estos gemidos? John Murray dice,
“Aunque estas son así inarticuladas, existe un significado e intención
que no puede escapar de los ojos omniscientes de Dios—ellas son
completamente entendibles para él. Y. . . son enfrentadas para estar en
acuerdo con Su voluntad. Ellas son conforme con Su voluntad, y sin
embargo sobresale nuestro entendimiento y pronunciación, estas son
demandadas por el Espíritu Santo y son de la manera de la cual Su
intercesiones vienen a la expresión en nuestros conocimientos. Ya que
estas son las intercesiones del Espíritu Santo, estas siempre se
enfrentan con el entendimiento y aprobación de Dios. Estas están de
acuerdo a Su voluntad así como son las intercesiones de Cristo a la mano
derecha de Dios” (La Epístola de Romanos, p. 313).
El Dios “quien
busca nuestros corazones conoce la mente del Espíritu” y responde de
acuerdo a la voluntad de Dios. Ya que su camino es perfecto nosotros
siempre estamos seguros de lo que es mejor para nosotros. “Nosotros no
sabemos que cosas debemos orar,” pero el Espíritu Santo siempre sabe, y
Dios el Padre siempre responderá a Su oración.