CUANDO SEA GRANDE
Mamá,
cuando yo sea grande, voy hacer una escalera tan alta que llegue al
cielo para ir a coger estrellas. Me llenaré los bolsillos de estrellas y
de cometas, y bajaré a repartirlas a los chicos de la escuela. Pero a
ti voy a traerte, mamita, la luna llena, para que alumbres la casa sin
gastar en luz eléctrica.
V
AFINEMOS NUESTROS OIDOS
Cierta
niñita fue a visitar a su tía, que vivía en otra provincia. Un día ésta
la encontró llorando. ¿Qué te pasa, querida? Le preguntó. Tengo hambre,
nada más respondió la niña. No necesitas pasar hambre en la casa de tu
tía contesto ella.
A los pocos segundos
volvió con una taza de leche y pan. No tengo hambre de estas cosas dijo
la niña, si no de oír decir a mamita: "Ven preciosa, un beso para
mamita." ¡Pobre pequeña nostálgica! Sus oídos estaban acostumbrados a
los dulces tonos de la voz de la madre, y ninguna otra cosa la
satisfacía.
Adiestremos nuestros
oídos hasta que respondan claramente a lo puro, a lo dulce, a lo hermoso
y sean sordos a los sonidos duros, bajos y vulgares. Y Dios nos ayudará
a mantener nuestra vida a tono con la suya.
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