Se cuenta que una mujer multimillonaria, asistía regularmente a la iglesia, aunque mas por costumbre que por deseos de servir a Dios.
Ella siempre que escuchaba acerca del cielo, no sentía mucho interés, ya que, según decía ella, tenía aquí todo lo que deseaba, que no le interesaba en lo mas mínimo estar en el cielo
Por eso era que, al pasar el los platos de las ofrendas, siempre echaba solo unos cuantos pesos, pensando que ella no necesitaba de recompensas en el cielo.
Hasta que un día murió, llegó al cielo, y vio que las mansiones, a vista de ella, no eran muy diferentes a la mansión en la ella vivía en la tierra, y pensó: "Por lo menos no extrañaré mucho mi casa".
Al momento se le acercó un ángel que se ofreció a guiarla por hasta el lugar en que viviría por toda la eternidad y ella acepto sin mucho interés. Empezó a caminar en pos del angel, pero al ver que caminaba y caminaba y no llegaba, comenzó a desesperarse, hasta que vió dos bellísimas mansiones, y se para el ángel frente a ellas y ella pregunta:"¿Cuál de esas es la mía?" "Ninguna", responde el ángel. Es aquella que está detrás de esas. Ahí estaba una pobrecita casa de madera, muy vieja, con hoyos por todos lados, y con muebles tan mal hechos.
Entonces la mujer aquella reclamó: "¿Y por qué me van a dar ese tipo de casa y no de las otras?"
El ángel responde: "Porque es todo lo que pudimos hacer con lo que mandaste desde la tierra".
Pastor Bernabé Sánchez - Torreón