UNA DISPUTA ARREGLADA
Dos individuos discutían acaloradamente sobre la vanidad de Cristo, cuando de improviso uno de ellos con toda la firmeza de su voz, dijo: --Si Cristo era divino la Biblia debía decirlo con toda claridad y de una manera explícita.
El otro, aprovechando un momento, le contestó a su contrincante: --¿En qué forma expresarías tú la divinidad de Cristo, para que fuera más cierta?.
--Yo diría que Jesucristo es el Dios verdadero.
--No pudiste seleccionar mejor las palabras, pues en Primera de Juan 5:20, hablando sobre Cristo, dice: "Este es el Dios verdadero y la vida eterna". Así terminó satisfactoriamente para ambas partes la disputa entre dos amigos.