Dios mio, como quisiera tener motivos humanos para cantar,
desearia estar tan dispuesto como las aves,
para volar con jubilo sobe las notas musicales,
entre el ritmo y el sonido.
Pero ese no es el ritmo ni el tiempo de tu cancion,
Santo de Israel. Tu deseas el canto de mi alma,
el ritmo de mi corazon y el tiempo de tu eternidad.
Oh, Dios tres veces Santo,
que me enseñas a adorarte enmedio de la guerra;
que me haces un valiente cuando tiemblo ante la vida.
Soberano Dios del universo, que me enseñas tu grandeza
haciendome pequeño.
Arquitecto eterno, que diseñas milagros
en mis tristezas y angustias.
Quiero tomar los instrumentos de cuerda,
que al ritmo de mi voz quebrantada,
entonen una melodia con mis lagrimas,
esas que tu has tomado en tus manos,
que las cuentas
y me recuerdas que no me has olvidado.
Omnipresente Rey de Reyes
que me llamas principe
cuando los arapos de la vida
son mi tunica,
que me llamas hijo
cuando siento que no pertenezco a nadie.
Todopoderoso del tercer cielo,
que pones tus palabras en mi boca,
y mis ojos te buscan,
cuando en la inmensidad
me invade
la insignificancia.
Solemne Dios,
que me hace sonreir
y me enseña a confiar
alli donde no hay camino.
Quiero cantar entre los pueblos,
deseo decir tu verdad,
aviva mi alma,
restaura mi cuerpo.
Alegrame entre los guerreros,
dame de tu vida,
porque la mia
ahora
es tuya.