También
el reino de los cielos es semejante a un mercader que busca buenas
perlas, que habiendo hallado una perla preciosa, fue y vendió todo lo
que tenía, y la compró. (Mateo 13:45-46)
Las Perlas son productos
del dolor; resultados de la entrada de una sustancia extraña o
indeseable en el interior de la ostra, como un parásito o un grano de
arena.
¡Las
perlas son heridas y curadas! En la parte interna de la concha se
encuentra una sustancia lustrosa llamada Nacar. Cuando un grano de arena
penetra, las células del Nacar comienzan a trabajar y cubren el grano
de arena con capas y más capas, para proteger el cuerpo indefenso de la
ostra.
Como
resultado, una linda perla se va formando. Una ostra que no fue herida,
de algún modo, no produce perlas, pues las perlas son heridas
cicatrizadas...
¿Te has sentido herido por el engaño y rechazo de alguien que tu en verdad amabas...?
¿Te has sentido herido por palabras crueles o duras de alguien?
¿Tus
ideas ya fueron rechazadas o mal interpretadas? ¿Ya sufriste los duros
golpes del prejuicio? ¿Ya recibiste el intercambio de la indiferencia?
Entonces
produce una perla. Cubre tus heridas con varias capas de amor.
Infelizmente, son pocas las personas que se interesan por hacer esto.
La
mayoría aprende solo a cultivar resentimientos, dejando las heridas
abiertas, alimentándolas con varios tipos de sentimientos pequeños y
pensando solo en lo que sucedió en la persona que te dejo o lastimo y,
por lo tanto, no permitiendo que cicatricen.
Así,
en la practica, lo que vemos son muchas ¡ostras vacías!, no porque no
hayan sido heridas, sino porque no saben perdonar, comprender, dejar el
pasado atrás y transformar el dolor en amor.
Una sonrisa, una mirada, un gesto, en la mayoría de veces, habla mas que mil palabras