¿Cuál es nuestra razón de vivir?
Para mí el vivir es Cristo, y el morir es ganancia.
Filipenses 1:21
El tiempo de mi partida está cercano. He peleado la buena batalla, he acabado la carrera.2 Timoteo 4:6-7
La
persona que escribió las palabras del encabezamiento, ¿vivía en un
palacio? ¿Gozaba de los deleites de la vida? ¿Estaba rodeada del afecto
de los suyos? No, en ese momento Pablo era prisionero de los romanos.
¿Cuál era, pues, el secreto de su felicidad y de su fuerza interior?
No
era el cumplimiento o respeto de una religión, sino la aceptación de
una persona a la que amaba: Jesucristo. Éste era, pues, su recurso
interior en medio de sus sufrimientos: “Para mí el vivir es Cristo”. A
los ojos de sus contemporáneos, su vida podía parecer un fracaso. Pero
esto no le importaba, pues en Cristo había hallado la respuesta a todas
las necesidades de su corazón.
Esta experiencia no estaba reservada
sólo a los apóstoles. Se halla al alcance de cualquier creyente, con tal
que vivamos para Cristo y en su compañía. Nos permite atravesar
diversas circunstancias sin que éstas nos abatan o traumaticen; nos da
la oportunidad de glorificar a nuestro Señor mediante ellas: el niño en
sus estudios o en el trato con sus compañeros, el adulto presa de las
dificultades de la vida, de la maldad de los hombres, en la enfermedad,
el duelo o las pruebas familiares. Si no tenemos esta experiencia en la
tierra, tampoco la tendremos en el cielo, porque la vida de fe se habrá
acabado. En la tierra, y en medio de circunstancias favorables o
adversas, nos es dada la oportunidad de glorificar al Señor.
((De la red))