En el evangelio de Juan leemos: “Cuando alzó Jesús
los ojos, y vio que había venido a él gran multitud,
dijo a Felipe: ¿De dónde compraremos pan para que coman
éstos?” (Juan 6:5). Refiriéndose a este mismo hecho,
el evangelio de Marcos dice que Jesús “tuvo compasión”
de la multitud.¿Cómo miramos a los demás?
Jesús nos enseña a no considerarlos como inoportunos
y a interesarnos primeramente por sus necesidades
más urgentes, pero con la perspectiva del amor de Dios,
que ama a todas sus criaturas:
“De tal manera amó Dios al mundo”,
es decir, a toda la humanidad.
Todas las personas que encontramos
son preciosas a los ojos de Dios,
hasta tal punto “que ha dado a su Hijo unigénito,
para que todo aquel que en él cree, no se pierda,
mas tenga vida eterna” (Juan 3:16).Cristianos,
¿cuál es nuestra mirada hacia los que nos rodean?
¿Mirada de envidia? (Salmo 73:3).
¿Mirada de menosprecio o indiferencia?
(Lucas 10:31-32).
La Escritura nos pone en guardia contra tales miradas:
“Guárdate de tener en tu corazón pensamiento perverso”…
y de mirar “con malos ojos a tu hermano menesteroso”
(Deuteronomio 15:9).
Consideremos a los que nos rodean con una mirada
de bondad y franqueza, como Jesús miró al joven rico
(Marcos 10:21). Para esto debemos vivir por la fe
muy cerca de Jesús.
De este modo veremos a nuestro prójimo
con respeto, atención, compasión…