La luz que brilla en la noche
Mi socorro viene del Señor, que hizo los cielos y la tierra.
Salmo 121:2
No temáis; estad firmes, y ved la salvación que el Señor hará hoy con vosotros.
Éxodo 14:13
La
laringitis es una inflamación repentina de la laringe, lo cual
dificulta la respiración. En los niños pequeños produce un ruido
impresionante y puede causarles asfixia. En caso de urgencia se
recomienda actuar así: hacer que el niño respire aire fresco y húmedo,
darle un remedio adaptado a su necesidad y, ante todo, tranquilizarlo
para evitar que el pánico agrave su estado. Mi hijo, de cuatro años ha
sido llevado varias veces al servicio de urgencias debido a esa
enfermedad. La última noche que tuvo una crisis, cuando esperábamos
la llegada de la ambulancia en el frescor de la calle, el niño se
tranquilizó en cuanto vio en la falda de la colina la luz azul de la
ambulancia. Su respiración empezó a relajarse.
Del mismo modo, cuando
estemos turbados y abatidos, miremos al Señor Jesús, quien dijo: “Mi
paz os doy” (Juan 14:27). A través de un pasaje bíblico, mediante
las palabras de un creyente, por la solución a un problema o cualquier
otro detalle de nuestra vida en lo cual vemos la mano celestial, el
Señor enciende luces azules en la noche para animarnos a seguir
adelante. Nos recuerda que él se ocupa de nosotros. Pronto no sólo
enviará su auxilio, sino que él mismo vendrá a buscar a todos los que le
conocen como su Salvador, y los llevará para que estén siempre con él.
Ése será el día de la Redención: “No se turbe vuestro corazón… vendré
otra vez, y os tomaré a mí mismo, para que donde yo estoy, vosotros
también estéis” (Juan 14:1, 3).
(( De la Red))