Desaliento,una herramienta de destrucción.
Sorpresivamente un anuncio en un periódico local llamó la atención de toda la comarca: "el diablo quería dejar sus negocios y ponía en venta sus herramientas." Entre ellas se encontraban: Malicia, Odio, Envidia, Celos, Sensualidad, Engaño, y algunas más.
Y entre estas una herramienta bien pulida y reluciente que sobrepasaba el valor de las demás y al preguntarle cuál era, respondió: “El desaliento”.
Cuando explicaba, decía de ella que era la más útil de todas. Donde ninguna otra entraba, esa seguro haría su trabajo pues siempre encontraría una puerta abierta.
Esta historia me hizo pensar en cuantas veces en medio de la labor sin saber por qué nos asalta el desánimo, o cuando terminamos una obra o tarea, aun del Señor y habiendo tenido éxito, pareciera que nos quisiera sobrevenir el temido bajón, o desánimo. ¿Cuál es la causa?
A veces pienso que tal vez es que mientras estamos en la labor nos mueve la fuerza de Él, y cuando la terminamos tal vez nuestra mente natural nos envía una señal como de final, como que ya Él no está, o tal vez es el momento que el enemigo aprovecha para hacer fluir el arroyo del desaliento. Digamos que es el momento indicado para el ataque, terminamos una labor que entendemos nos fue comisionada, y supuestamente el que la comisionó, al terminar esta ya no está, pero... ¿es tan así?
Lo cierto es que éstas situaciones están a nuestro lado en todo momento.
A veces estamos esperando oír una palabra que no llega y nos desespera y no nos damos cuenta que en realidad las palabras llegan cuando llegan las premuras del cielo, es decir cuando Dios está en tiempo de una acción y busca quien la ejecute, pues es el tiempo "kairos" y tal vez en realidad el silencio es la aceptación...
En esos momentos en que te llegan los soplos del desánimo, ¿no te has preguntado si en realidad es el descanso de lo bien hecho?
O solo sus ojos contemplando, sin más...