Ayunar con alegría
"para no mostrar a los hombres que ayunas, sino a tu Padre que
está en secreto; y tu Padre que ve en lo secreto te
recompensará en público" Mateo 6:18".
Nuestra generación solo tiene dos grandes intereses: el sexo y
la comida. La humanidad no puede subsistir sin ninguno de los
dos, pero estos dones de Dios acaparán toda nuestras energías;
por lo que vivir de una manera santa se convierte en una tarea
muy ardua. Aunque nos dio un cuerpo y con él, unos instintos
básicos, Dios nos pide que mantengamos la parte física sometida
a la espiritual. El cuerpo tiene que ser nuestro siervo, no nuestro
dueño.
La Biblia no prescribe el ayuno como una práctica obligatoria
para el creyente, pero si recomienda y promueve el ayuno
espiritual. En la mayoría de los casos el ayuno espiritual implica
la abstención de comida para que nada distraiga nuestra
atención de la oración. Esto puede consistir en no comer entre
comidas, saltarse una o dos comidas al día o un ayuno total
durante uno o varios días. Sin embargo, la desición de
practicarlo es exclusivamente persoonal y no está sujeta a
ninguna imposición.
Jesús no nos ordenó explícitamente que ayunaramos, pero sí
corrigió algunos excesos. El ayuno espiritual no es una manera
de ganarse el favor de Dios ni una medida de presión para que
haga algo que nos interese. Muy al contrario, el objetivo del ayuno
espriritual es producir en nosotros una transformación para que
nuestra atención se centre de manera clar en nuestra dependencia
de Dios, a la vez que es signo de la sinceridad de nuestra
petición.
El ayuno no debe ser una muestra externa de espiritualidad, es un
asunto entre Dios y cada uno de nosotros. De hecho en Mateo
6:16-18 Jesús nos instruyó para que el ayuno fuera en privado y
con humildad; de lo contrario, no alcanzamos sus beneficios.
En el Antiguo Testamento el ayuno era señal de luto; en cambio
en el Nuevo Testamento se enseña que el ayuno debe ser
practicado con actitud gozosa. Es preciso entender que el ayuno
espiritual nunca debe tener como fin la mortificación o el
castigo del cuerpo.
Aunque a lo que Dios se refiere, el ayuno es innecesario, puede
generar un claro impacto en lo que se refiere en el centro de
nuestra atención espiritual porque puede contribuir a derribar las
barreras que nuestra naturaleza carnal pueda levantar en oposición
a la influencia del Espíritu Santo. La idea del ayuno va mucho
más allá de la simple abstinencia de alimentos y una actitud
piadosa en la oración. El verdero ayuno implica moderación y
abnegación, tanto en lo que respecta a los propios apetitos como
como a cualquier aspecto de la vida. Si decide ayunar acuérdese
de los que no tienen otra opción.
Dios les bendiga hoy y siempre.
Pastor Jaime Batista Cortes
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