LAS ESPIGAS Y EL TRIGO
Iba un labrador a visitar sus campos para ver si estaban en sazón la cosecha. Había llevado consigo a su pequeña hija, Luisita.
Mira,
papá — dijo la niña sin experiencia—, cómo algunas de las cañas de
trigo tienen la cabeza erguida y altiva; sin duda serán las mejores y
las más distinguidas: esas otras de su alrededor, que la bajan casi
hasta la tierra, serán seguramente las peores. El padre cogió algunas
espigas y dijo: — Mira bien, hija mía: ¿ves estas espigas que con tanta
altivez levantan la cabeza? Pues están enteramente vacías. Al contrario,
estas otras que la doblan con tanta modestia, están llenas de hermosos
granos.
El sabio y el bueno son humildes: la soberbia es propia del ignorante y del malo.
En esto es glorificado mi Padre, en que llevéis
mucho fruto, y seáis así mis discípulos.
Juan 15:8
(( De la red ))