"Porque El es mi esperanza."
(Salmos 62:5)
El poco cuidado que prestamos en esperar las respuestas que pedimos, muestra el poco fervor de nuestras peticiones. El labrador no se contenta sin la cosecha; el tirador observa, si la bala da en el blanco; el médico espera el resultado de la medicina que manda; y el Cristiano, ¿Debe de permanecer sin prestar atención al efecto de las peticiones que hace a su Padre Celestial?
Cada oración que el Cristiano hace con fe y, en conformidad con la voluntad de Dios, por la cual El ha permitido--si se ofrece en el nombre de Jesucristo y bajo la influencia de Su Espíritu- bendiciones
temporales o espirituales, o ha sido contestada, o será contestada plenamente.
Dios siempre contesta al designio y la intención general de las oraciones de los suyos, cuando lo que pedimos lo deseamos para Su propia gloira y para nuestro bienestar eterno y espiritual. Así como no podemos encontrar que Jesucristo rechazase ni a uno solo de los que le suplicaron misericordia, tampoco creemos que ninguna de las oraciones que se hagan en Su nombre han de ser en vano.
La respuesta a la oración puede estar aproximándose, aunque no percibamos su venida. La simiente que yase bajo el suelo en el invierno, está formando su raiz con el fin de crecer y dar su sosecha,
aunque no aparezca sobre el terreno y de la impresión de estar muerta y perdida.---Bickerstech.
Las respuestas retrasadas a la oración, no son solamente pruebas de la fe, sino que nos dan oportunidad de honrar a Dios por nuestra firme confianza en El, bajo rechazamientos aparentes.-C.H. Spurgeon.
Bendiciones amados hermanos
Marthita Torres