
De la Romería del Rocío estamos acostumbrados a ver la fiesta, los famosos, la devoción de algunos… pero detrás de todo ese jolgorio se esconden, año tras año, datos espeluznantes sobre el maltrato al que son sometidos muchos de los más de 100.000 equinos que acompañan a los romeros en su camino.
Según las cifras dadas a conocer por el Plan Romero –dispositivo especial coordinado por la Consejería Andaluza de Gobernación-, en 2008 murieron muerto durante la romería un total de 23 caballos, la mayoría de ellos por diferentes formas de maltrato: inanición, deshidratación, agotamiento extremo etcétera, tal y como certifican los miembros del Servicio de Protección de la Naturaleza de la Guardia Civil.
Fuentes del Seprona han informado que la mayoría de los animales no están preparados físicamente para el esfuerzo que requiere el peregrinaje, ya que el resto del año lo pasan confinados en sus cuadras, sin hacer nada de ejercicio. En una semana, en cambio, se les exige un esfuerzo brutal, sin que durante este tiempo reciban la alimentación adecuada –se les suele dar mucha comida sin dejarles reposar y con el jinete siempre encima-, el agua necesaria y dejándoles atados a pleno sol.
En algunos casos, también se han registrado malos tratos intencionados, ya que se ha descubierto a propietarios propinando auténticas palizas a sus caballos. La Ley andaluza de Protección Animal, en vigor desde 2003, tipifica como infracción muy grave el abandono o el maltrato de animales que les cause invalidez o muerte. Las multas oscilan entre los 2.000 y los 30.000 euros. Lo que pasa es que el veterinario, muchas veces, certifica estas muertes como naturales, causadas por un cólico, aunque éste haya sido producido por la negligencia del jinete. Al dueño, si ha alquilado el caballo, le sale más rentable que muera, ya que la recogida de cadáveres tan sólo cuesta 3 euros.

Aunque esta cifra de 23 caballos muertos ya es suficientemente preocupante, no refleja totalmente la realidad, ya que muchos animales vuelven a las cuadras exhaustos y finalmente también mueren o se quedan cojos. Por ello, el número total de animales fallecidos por el trato recibido durante apenas 15 días, podría ser bastante mayor.
Para evitar estas situaciones, desde la asociación protectora CYD Santa María de Málaga, se ofreció la posibilidad de crear, de forma totalmente gratuita unos vet-gates, puntos de control en los que profesionales veterinarios examinarían a los animales, determinando si deben quedar inmovilizados o pueden continuar el camino. Este año, el Plan Romero no ha tenido en cuenta el ofrecimiento, que a buen seguro podría haber evitado muchas de estas muertes o al menos evitar que sigan aumentando, ya que el año pasado fallecieron 18 equinos.