Hace tiempo había una familia de campesinos, la cual tenía dos hijos que se fueron haciendo mayores trabajando las tierras de sus padres, a nadie en el pueblo se le escapaba la buena relación que había entre los dos hermanos, los cuales siempre estaban de acuerdo en todas las cuestiones de la granja, así pasaban los años, hasta que por el desgaste de los años se quedaron solos en la vida, pues el padre abandono la vida varios años antes que la madre, la cual tras una maravillosa vejez se reunió con su marido en el otro mundo una tarde de abril.

Pasaron los años y todo iba bien, hasta que un buen día, por culpa de un mal entendido se enfrentaron los dos hermanos, la discusión fue aumentando de tono, incluso llegaron a las manos, después de esto, el rencor sigilosamente fue apoderándose de los hermanos, construyendo entre ellos un muro de odio, que crecía cada día mas, partieron las tierras, el menor se quedo con la parte baja que era la que Eligio.

Pasaba el tiempo, pero ya ni se miraban a la cara, el mayor de los hermanos ese año sembró maíz en sus tierras, y el hermano hizo lo mismo en las suyas, pero el mayor no trataba la tierra de la misma forma, con lo cual cada año al hacer la recolecta de la cosecha, la del hermano menor era siempre superior, esto no lo soportaba el mayor, quien una noche dejándose llevar por la ira, prendió fuego al granero del hermano, el cual lleno de amargo dolor, solo pudo ver como todo ardía, perdiendo ese año toda su cosecha, mientras el hermano se regocijaba desde el porche de su casa, miraba a su hermano.

Pero un día el menor callo gravemente enfermo, lo ingresaron en un hospital, paso varios meses hospitalizado pero eso no le importo a su hermano, ni siquiera removió su conciencia nunca fue a visitarle, cuando le dieron el alta regreso a su casa, vio sus tierras llenas de jaras, zarzas y malas hierbas, producidas por el abandono al que avían estado sometidas, pero eso no le preocupaba, ya que era un hombre trabajador y ya contaba con ello, lo que de verdad le dejo atónito, fue cuando al alzar la mirada para mirar la casa de su hermano, se encontró con que la maldad de su hermano había crecido tanto que había desviado el arrollo que corría paralelo a las tierras, lo había desviado por el centro de la granja dividiéndola en dos, para que su hermano no pudiese acercarse a su casa, se sintió tan indignado, que pensó, esto nunca se lo perdonare, esta es la gota que colma el vaso, y sin pensarlo se metió en su casa.

Así paso el tiempo, hasta que un día su hermano se había ido a la ciudad unos días, y el tenia que irse a unas revisiones periódicas, se le ocurrió algo, fue al pueblo en busca de un carpintero, el cual había llegado hacia poco al pueblo. La fama le precedía por sus trabajos, los cuales eran autenticas obras de arte. Pregunto por el, hasta que lo encontró en la posada, le llevó hasta la granja y le dijo, mira, esa casa que esta al otro lado del arroyo, es la casa de mi hermano, luego le señalo hacia uno de sus almacenes, le indico que allí había mucha madera, que querría que le construyera una preciosa valla, ¡¡de más de dos metros de altura!! Seria suficientemente alta, como para no volver a ver nunca más a su hermano.

El carpintero le dio su presupuesto, el no regateo ni un céntimo. Solo le dijo, estaré una semana fuera de casa, y que para entonces debería de estar ya levantada, además, el hermano volvería también en ese plazo de tiempo, y le agradaría saber que al otro lado de la valla estaría su hermano retorciéndose de rabia, el carpintero le dijo vete tranquilo, porque cuando vuelvas, te encontraras con un trabajo tan fino, que os quedareis con la boca abierta, ¡¡tú y tu hermano!! Por que pondré todo mi empeño, me esmerare como nunca antes lo hice, incluso trabajare por las noches para terminar el trabajo a tiempo.

Así el hermano mayor se alejo tranquilo, deseando que pasasen pronto los días, cuando transcurrió la semana, el hombre volvió a su casa, allí se encontró al carpintero dando los últimos martillazos a su obra de arte, el hombre se quedo boquiabierto al ver lo que había construido el carpintero… No daba crédito a sus ojos, no podía ni hablar, mientras se acercaba a esa maravillosa obra de arte, llego el hermano, el cual al bajarse de su vehiculo, se quedo igual, atónito y sin palabras, no savia que decir, solo repetían, dios mío, no es posible, no es posible, el mayor salio corriendo…

ATRABESO EL PUENTE DE MADERA…una verdadera obra de arte, con barandillas hábilmente talladas a mano, el hermano mayor, se lanzo sobre su hermano y le dijo, hermano, como es posible que tengas un corazón tan grande, después de todo el daño que te e causado, después de quemar tu granero, haberte dejado olvidado en ese hospital, Y haber desviado el curso del arroyo…

Has buscado un carpintero, has gastado tu dinero, para que el carpintero con tu madera construyese este maravilloso puente, ¡¡para volvernos a unir!! Perdóname hermano, ya nunca más volveré a dudar de ti, nunca mas volveré a hacerte daño. Gracias por demostrarme que a pesar del daño que te cause… podemos llegar a la reconciliación, con solo construir un puente.

El carpintero satisfecho por su labor, recogió sus herramientas y se despidió de los hermanos, los cuales le insistieron que se quedara allí para siempre, pero la respuesta del carpintero fue. Os agradezco el ofrecimiento, pero tengo que seguir mi destino…

TENGO QUE SEGUIR CONSTRUYENDO PUENTES EN OTROS LUGARES…