Miro hacia el cielo estrellado para capturar un amor que me lleve a volar. Le pido a la luna soberana que oiga la plegaria de esta criatura solitaria.
Mi corazón se queja de tanto llorar y, con la pasión que en mi corazón se alberga, quiero amar. Daría la vida por el ser que me hiciera feliz, que me hiciera olvidar los días en que me sentí gris.
La brisa cálida acaricia mi piel, despertando en mí un deseo que no tiene lugar de ser. La noche susurra a mi oído todos los ruidos de la fauna nocturna, solo son sonidos.
La tristeza me hace recordar que estoy sola una vez más, que solo la luna, las estrellas y la brisa cálida me acompañan. Camino perdida entre la bruma solitaria, contemplo el rumbo al que este camino me llevará.
No tengo paradero fijo, descifro el futuro tal cual si fuera un acertijo. Deambulo y la soledad me persigue, me hostiga, me sofoca, con su yugo me aprisiona y me ahorca.
¿Qué más da? ¿Qué más puedo hacer? Sospecho que nada, solamente caminar hasta el amanecer … |