Llega un encuestador del asilo de ancianos del pueblo y toca a la puerta de una casa. Sale un viejito como de 90 años. ¡Buenos días, señor!, deseo entrevistar a la persona de mayor edad de esta casa. Sí como no, permítame, se voltea y grita: ¡Mamaaaaaá necesitan a mi abueliiiiitoooo!
|