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General: La importancia de DARSE POR VENCIDO
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De: neurosisanonima  (Mensaje original) Enviado: 24/06/2011 15:42

LA IMPORTANCIA DE DARSE POR VENCIDO

(Reproducido del “Folleto de la Salud Mental” de Junio de 1966)

 

 

Darse por vencido. Si darse por vencido es el paso más importante que la persona enferma debe dar, si es que quiere recuperarse. Puede que esto le parezca extraño y paradójico, pero permítanos explicarle.

 

No queremos decir que debemos darnos por vencidos y no hacer nada para recuperarnos. Lo que queremos decir es que debemos admitir que estamos enfermos, que necesitamos ayuda y que solos no podemos hacer nada, tenemos que vencer nuestra arrogante autosuficiencia y obtener ayuda de aquellos que pueden dárnosla.

 

Si darse por vencido le repugna, quisiéramos darle algunos ejemplos de situaciones en las que usted se ha dado por vencido y en las cuales está acostumbrado. Cuando va con un médico para que lo examine físicamente o cuando va al dentista para que le examine la dentadura, se ha dado por vencido, ya que ha admitido que no puede curarse usted mismo de la enfermedad física que padece y que necesita ayuda y por lo tanto, la busca. Al ponerse en manos del médico o del dentista su voluntad y su autosuficiencia han sido vencidas y usted depende enteramente de ellos. Como esto es necesario para curarse, generalmente, no molesta a nadie. Como puede verse, darse por vencido no quiere decir que se esté haciendo algo erróneo.

 

También usted se da por vencido cuando hace un viaje, ya sea por avión, tren, autobús, etc., ya que cuando va de viaje, está dependiendo en alto grado del conductor y de aquellos que operan el vehículo.

 

¿Por qué será que ciertas personas rehúsan hacer lo mismo cuando se trata de la enfermedad emocional?.

 

Las personas emocionalmente enfermas han intentado durante muchos años curarse a sí mismas; aseguran arrogantemente, que pueden recuperarse solos. Leen libros de psiquiatría , sicología y filosofía y tratan de analizarse a sí mismos. Lo sabemos porque nosotros también lo hicimos y muchas veces hemos visto a otros hacerlo.

 

Mientras estuvimos tratando de curarnos nosotros mismos, fallamos. Fue hasta que claudicamos, hasta que nos dimos por vencidos y admitimos que solos no podíamos hacerlo, que pudimos obtener la ayuda para recuperarnos. Tuvimos que admitir una derrota total, una claudicación máxima para estar dispuestos a escuchar y ser ayudados.

 

Nuestra actitud arrogante e independiente contribuyó mucho a nuestra enfermedad. En el fondo bien sabíamos que estábamos muy lejos de ser personas independientes y que en realidad éramos muy dependientes de otras. Esta dependencia nos hacía sentir un odio a nosotros mismos, ya que en realidad la detestábamos. Para ocultarlo nos pusimos una gran máscara de falsa independencia, odiándonos al mismo tiempo por esta hipocresía. Teníamos tanto miedo a que la demás gente descubriera lo que en realidad éramos, que usábamos a cabalidad el viejo axioma: “La mejor defensa es la ofensa”. Por eso atacábamos a las personas para parecer fuertes, cuando en realidad nos sentíamos muy débiles.

 

Esta falsa independencia sirvió únicamente para aislarnos de las personas. No podíamos sentir cariño por nadie y tratábamos de demostrar que no lo necesitábamos. Gradualmente los fuimos perdiendo a todos y nos enclaustramos más y más. Nunca admitíamos que necesitábamos a las personas aún cuando estuviéramos muy ansiosos de la compañía de otro.

 

Esta es una de las actitudes que tiene que ser vencida. Si queremos empezar a ser felices hay vencer esta arrogante independencia y admitir que necesitamos a las personas y que no podemos vivir sin ellas.

 

El aprendizaje de cualquier cosa es también una derrota. Si lo iniciamos con una actitud de “yo lo sé” con seguridad que nunca aprenderemos nada, por lo tanto usted debe darse por vencido y poner su pensamiento y atención en las nuevas enseñanzas. Asimismo, cuando usted va a aprender a manejar un auto debe escuchar al instructor y aceptar sus indicaciones. Todo en la vida es un darse por vencido hasta cierto grado. Nos damos por vencidos al tiempo, a la ley de gravedad y a otras muchas cosas. Esto no significa que no planeemos o que no tratemos de cambiarla; puede que el hombre controle al tiempo eventualmente; pero hasta que no lo logre, deberá someterse a él.

 

No es nada vergonzoso darse por vencido cuando se hace por una buena causa y tiene que hacerse. Sólo un tonto rehúsa a aceptar la realidad y prefiere encajonarse en lo inevitable; los enfermos emocionales son notorios en negarse a aceptar la realidad.

 

Podemos decirles esto, porque nosotros también hemos estado emocionalmente enfermos. No queremos decir que las personas emocionalmente enfermas son tontas, en realidad, de ninguna manera lo son, pero debido a la enfermedad emocional comprende; la persona emocionalmente enferma comprende, pero rehúsa emocionalmente a aceptar ciertas situaciones.

 

Nuestras vidas cambiaron cuando estuvimos dispuestos a recibir ayuda de otros, cuando nos dimos por vencidos y buscamos y utilizamos su ayuda. Muchas, pero muchas personas, han comprobado que esto es cierto. Invitamos a toda la gente que aún está sufriendo de la enfermedad emocional, a utilizar este método de recuperación. Se inicia cuando nos damos por vencidos.



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