"Feliz Navidad a quien no planta cuervos en las ventanas del alma, ni llena el corazón de cicuta, y se atreve a salir por las calles a transpirar buen humor .
Feliz Navidad a quien cultiva nidos de pájaros en el alero de la utopía y colecciona en el alma las acuarelas del arcoiris . Y a todos los que transitan por las vías interiores sin temer las curvas abismales de la oración.
Feliz Navidad a los que reverencian el silencio como materia prima del amor y arrancan de las cuerdas del dolor melódicas esperanzas. También a los que se acuestan en lechos de hortensias y bordan, con los delicados hilos de los sentimientos, alfombras de ternura.
Feliz Navidad a los que llevan a cuestas aljabas repletas de relámpagos, aspiran el perfume de la rosa de los vientos y llevan en el pecho la nostalgia del futuro. También a los que siembran indignaciones, se sumergen todas las mañanas en las fuentes de la verdad y, en el laberinto de la vida, identifican la puerta que los sentidos no ven y la razón no alcanza.
Feliz Navidad a todos los que danzan acompasados por sus propios sueños y nunca dicen sí a las artimañas del deseo. A los que ignoran el alfabeto de la venganza y nunca pisan la trampa del desamor, pues saben que el odio destruye primero a quien odia.
Feliz Navidad a quien despierta cada mañana la criatura adormecida dentro y, hecho niño, sale por las esquinas rompiendo convencionalismos que sólo obligan a quien carece de convicciones. Y a los artífices de la alegría que, al calor de la duda, dan cuerda a la manivela de la fe.
Feliz Navidad a quien recoge fragmentos de penas por las calles a fin de tirarlos a la basura del olvido y guardan recatados sus ojos en el lugar recoleto de la sobriedad. A quien se guarece en habitaciones secretas para reaprender a gustar de sí mismo y, ante el espejo, se descubre hermoso en la cara del prójimo.
Feliz Navidad a todos los que saltan a la comba con la línea del horizonte y ríen a costa de quienes pregonan el fin de la historia. Y a quienes suprimen la letra erre del verbo armar, negándose a ser rehenes del pesimismo.
Feliz Navidad a los que hacen del estiércol abono de su vivero de lirios. Y también a los poetas sin poemas, a los músicos sin melodías, a los pintores sin colores y a los escritores sin palabras. Y a todos los que nunca encontraron a la persona a quien declarar todo el amor que los fecunda en inefable gravidez.
Feliz Navidad a los ebrios de trascendencia y a los hijos de la misericordia que duermen cubiertos por la compasión. Y a cuantos contemplan ociosos el atardecer, observando cómo el Niño entra en la boca de la noche montado en su monociclo solar.
Feliz Navidad a quien no se deja seducir por el perfume de las alturas, ni escala las cumbres en que los buitres rompen huevos. Y a todos los que desmontan los techos de la ambición y edifican sus casas en torno a la cocina.
Feliz Navidad a quien, en el lecho nupcial, promueve una impudorosa liturgia eucarística, transustanciando el cuerpo en copa llena del vino embriagador de la pérdida de sí en el otro. Y a quien corrige el equívoco del poeta que sabe que el amor no es eterno porque dura, sino que dura en cuanto es tierno.
Feliz Navidad a los que reparten a Dios en rebanadas de pan y convocan a los hambrientos a la mesa hecha con las tablas de la justicia y cubierta con el mantel bordado de complicidades.
Feliz Navidad a los que secan lágrimas en el consuelo de la fe y plantan en el suelo de la vida las semillas del porvenir. Y a los que crían caballitos de mar en acuarios de misterio y conocen la geometría de la cuadratura del círculo.
Feliz Navidad a quien se emborracha de chocolate en la orgía pascual de la lucidez crítica y no tiene recelo de pronunciar palabras donde la mentira cose bocas y enjaula conciencias. Y a todos los que, con el rostro lavado de los maquillajes de Narciso, doblan las rodillas ante la dignidad de los carboneros.
Feliz Navidad a todos los que saben volar sin exhibir las alas y abren caminos con sus propios pasos, embriagados por los ecos de profundas nostalgias. Y a los que descifran enigmas sin revelar confidencias y, desnudos, abrazan epifanías bajo cascadas de magnolias.
Feliz Navidad a los que saborean buenas nuevas en los bosques en que brotan ángeles barrocos y zambullen sus gorduras dejando los cabellos blancos flotar sobre la saciedad de años bien vividos. Y a todos cuantos dan oídos a la sinfonía cósmica y, en los salones de la Vía Láctea, bailan con los astros al ritmo de incertidumbres siderales.
Feliz Navidad también a los infelices, a los tibios y a los pusilánimes, a los que dejan escurrir la vida por lo ralo de la mezquindad y, al calor de sus apegos, notan que sus días se evaporan como el orbayo calentado por el amanecer del verano. Quiera Dios que renazcan con el Niño que se acurruca en corazones diseñados en forma de pesebres....."
(De la Red)
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