Nuestra vida es como la luz, siempre la tenemos que seguir para ver dónde va. Hay que saber, algunas veces, ir hacia donde la luz se dirige. No siempre perseguimos lo mismo en la vida. Hay que equilibrar los momentos. Generalmente, uno se equivoca y mira la luz del otro, no la propia. Eso trae aparejado la soledad y la sombra, que no es mala pero trae dificultades, y desconcierto. Busquemos nuestra propia luz, todos la tenemos y es tan bella, como una mañana de sol, o una noche estrellada. Miremos el cielo, todos los días de nuestras vidas y demos gracias por verla cada mañana. Lo importante es creer en algo,  lo que sea. Será bueno y próspero para nuestra alma que está muy castigada por el día a día. Busquemos la luz brillante… A/D