Una sola religión, la del amor
Hubo un tiempo en que yo reprochaba a mi prójimo
si su religión no estaba cercana a la mía;
pero ya mi corazón acoge toda forma...
Yo profeso la religión del amor, y sea cualquira
la dirección que tome su cabalgadura
esa religión es mi religión y mi fe.
(Ibn Al Arabi, s. XII)