Amiga Chelo.

En tu escrito que me diriges, dices que vuelves al “tema escabroso que expusiste”. Y no entiendo bien a qué acepción de la palabra escabroso te refieres, si es:

adj. Desigual, lleno de tropiezos y accidentes.

Que roza lo inconveniente o lo inmoral.

Delicado, embarazoso, difícil de resolver.
Me quedo con la tercera acepción. Pues sí que es delicado el tema y embarazoso. Ya lo de difícil de resolver… será la actitud del delincuente, pero no la aplicación de la pena que debe expiar el que comete el delito, y que no quede impune el crimen. Porque es un crimen atentar contra la inocencia de niños.

En cuanto a tu perplejidad del tema que expongo, también me quedo yo perplejo cuando veo algunos mensajes que hacen eco a infundios y mentiras que se lanzan contra un gobierno que legisla para TODOS, cristianos y no cristianos, o sea: para ciudadanos. Como cristiano, también me duele que la jerarquía de la Iglesia (que separo jerarquía y pueblo cristiano que creo que son dos formas distintas de ver los que quieren seguir la Buena Noticia que nos trajo Jesús) enfoque todos sus esfuerzos en el tema sexual, el tema de la mujer, de leyes que no implique delito con “pecado”, que gobierna para creyentes y NO creyentes. Y da la casualidad que se ponen a sacar excomuniones y otras lindezas cuando hay gobiernos que sintonizan con ideales que no son de los que a la jerarquía les gusta. Yo también me quedo perplejo, amiga, cuando escuché a cardenales decir que es peor el aborto a la corrupción de menores. Por eso puse ese mensaje: porque me indigné de semejante declaración del “purpurado”. Una forma de querer quitar importancia a una cosa tan indigna como el abuso de ciertos curas a unos niños inocentes e indefensos.

Ya sé que hay comunidades, monjas, sacerdotes, obispos y seglares, que se dedican a vivir el Evangelio; cosa que debía ser de forma general a todos los que dicen creer en Jesús y su Proyecto. En otros países, o en el propio país. Es esa forma de actuar la que hace creer que Jesús vive, que sus palabras no son del pasado, sino que tiene actualidad siempre y en todo momento. Y dices bien que Es una opción, que no excluye la voz profética de la denuncia... porque en caso contrario, tendríamos que decir eso de que “la religión es el opio del pueblo”; sino que hay que despertar entre los pobres la no resignación de su estado, y que la pobreza es injusta, que hay que luchar contra los que explotan a los pueblos y naciones: contra los poderosos. Contra un sistema que permite que mueran de hambres muchas criaturas, mientras se exhiben riquezas y lujos escandalosos.

En cuanto que la Iglesia es nuestra madre, puedes pensar lo que creas, que lo respeto. Pero digo como Jesús (y perdona que me compare en esto a él): “Mi madre y mis hermanos son aquellos que oyen la Palabra de Dios y la cumplen” (Lc 8,21).

En cuanto a juzgar a las personas, no creo que lo haga ni debo hacerlo, pero sí a los actos que las personas hacen, hacemos. ¿O es que no nos juzgan la jerarquía constantemente con amenaza de condenación eterna, prohibiciones que nos hacen aparecer una imagen de

Dios que resulta sencillamente espantosa , tantas excomuniones… y nos meten miedo hasta los tétanos?

Ya sé, estimada Chelo, que Jesús de Nazaret murió en la cruz. Pero no lo mataron por ser “un asceta, amante de la mortificaciones y el sufrimiento. Tampoco lo mataron por ser un pobre resignado con su suerte. Todo lo contrario: a Jesús lo mataron porque no se resignó a aceptar el sufrimiento que los seres humanos nos causamos unos a otros. Es decir, a Jesús lo mataron precisamente por ser un rebelde. De manera que su rebeldía fue el principio determinante de su solidaridad y, en ese sentido, de su espiritualidad. Sencillamente, Jesús fue consecuente con su mensaje sobre el Reino de Dios. Fue una forma de vivir. Una forma de situarse ante los poderes e instituciones que oprimen la vida. Por eso tuvo que soportar el conflicto, la persecución descarada, la condena y la muerte. ¿Qué Dios quería que Jesús muriera? NO. Dios quería que Jesús, en una sociedad en la que había tanta gente que sufría más de lo que humanamente se puede soportar, expresara el amor de Dios a la humanidad aliviando el sufrimiento, luchando contra las causas que provocan el sufrimiento de todos, pero especialmente de los más expuestos al dolor y a la humillación: los pobres, los despreciados y todos los marginados sociales. Lo que pasa, como bien sabemos, todo el que se pone a luchar contra el sufrimiento, y las causas que lo provocan, termina pagando muy caro ese empeño y esa tarea.” La historia está llena de ejemplos en este sentido.

También te deseo la Paz, amiga Chelo. Pero la Paz no a costa del silencio, ni con la aceptación de las “piedras de molino” que nos quieren hacer tragar. Que la Palabra de la Buena Noticia de Jesús no sea subordinada por ninguna “autoridad eclesiástica” y que nunca pueda ser obstáculo para que la Iglesia de los apóstoles sea realmente un signo eficaz de la presencia del Reino de Dios en el mundo.

 

Perdona si me he alargado muchos, es que en este escrito transcribo párrafos de un amigo escribía sobre el tema.

F.