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General: LEYENDAS Y MITOS DE ESPAÑA
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Respuesta  Mensaje 1 de 2 en el tema 
De: Abderraman  (Mensaje original) Enviado: 11/01/2010 10:48

 

La Mano de oro

En el Valle del Jerte hay relatos sobre una misteriosa mano poderosa hecha de oro capaz de matar piaras de ganado dejándoles una marca como hecha a fuego de una mano en el lomo. La codicia que desata en los ganaderos el descubrirla se convierte más tarde en horror una vez que la mano realiza sus fechorías.

Los malus vientus

Se trata de una especie de torbellino desatado en silencio, sin oírse la agitación del aire, dentro del cual de repente desaparece el ganado de los pastores hurdanos para volver a aparecer de nuevo al cabo de unos minutos delante de los anonadados ganaderos.

La Encorujá

En la mitología hurdana, se trata de mujeres maléficas con catadura de brujas con el poder colarse dentro de los hogares transformándose en puntos de luz. Se les achaca, entre otras cosas, el arrebatar a los bebés de las cunas y hacerlos aparecer en lugares inverosímiles a donde es imposible que ellos por sí mismos puedan desplazarse, como casas colindantes, el corral… También se les achaca el oprimir el pecho de los durmientes como la clásica Pesadilla y sus equivalentes en muchas culturas.

Las Jáncanas

Se trata de maléficas criaturas femeninas de aspecto horrible que viven en las cuevas de los montes hurdanos. Poseen curiosos paralelismos con las juáncanas u ojáncanas cántabras y otras criaturas parecidas de la península. Se suelen describir como poseedoras de un solo ojo (según algunos informantes además con dos pequeños en la nuca), cuerpo deforme, rostro arrugado, pelo alborotado (a veces con serpientes en lugar de pelos) y vestidas de forma desaliñada.

Pese a su aspecto repulsivo pueden metamorfosearse, por ejemplo en mujeres atractivas. También en serpientes enormes, caso en el cual sólo podrán volver a recuperar su primitiva forma tras enroscarse siete veces alrededor de un pastor que merodee en sus dominios y buscar su lengua para fundirse en un apestoso beso. La Jáncana entonces trata de seguir acosando al pastor incluso tras recuperada su repugnante forma primigenia.

Las jáncanas aparecen a veces como acosadoras que fuerzan a pastores para después cortarles la lengua con unas tijeras de oro. A veces sustituyen a las moras o encantadas como dueñas de las siniestras tiendas de baratijas. Es así por ejemplo en el romance de la Jáncana, recogido en Aceitunilla. También aparecen en una serie de cuentos hurdanos, en donde la antagonista es la “Jáncana Rabúa”. Según algunos informantes existen también jáncanas buenas que se dedican a ayudar a los que se pierden por el monte.


El Gruñu

Es un ser de aspecto de horrible y demoníaco, de vestimenta oscura y voz cavernosa, que habita en las cuevas del Valle del Jerte. Es difícil verlo, ya que sólo merodea fuera de su guarida por las noches cuando es difícil distinguirlo debido a su aspecto oscuro. Maldice y aoja a los que caminantes nocturnos que pasan cerca de él, lo cual se traduce en un cambio de carácter de la persona poseída por la voluntad del Gruñu.


Duendi Jampón

En las Hurdes, se habla por ejemplo del Duendi Jampón, que pese a ser diminuto necesita engullir siete arrobas de comida al día y se cuela por las casas devorando todo lo que encuentra. También de la pareja formada por la duenda y el duendi zunguluteru, que además de trastearlo todo como los típicos duendes enreadadores, se le achaca el provocar los retortijones y los gases soplando en el oído a la gente mientras duerme. O el malestar general matutino a que el duende ha estado “contando las costillas” al durmiente. Mientras el duendi zunguluteru hace sus fechorías, su mujer la duenda se queda sentada a la lumbre por las noches royendo castañas.

En las Hurdes se habla también de duendes guardianes de tesoros enterrados en el campo. Si alguien trata de apropiarse de ellos desoyendo las advertencias del duende, éste transforma en carbón no sólo el propio tesoro, sino todos los ahorros y riquezas del descubridor de éste cuando llega a su casa.

En la Vera, y especialmente en Garganta la Olla, los duendes imponían juramentos que de no cumplirse acarreaban la infertilidad a las mujeres. Estos duendes han sido descrito por los que decían haberlos visto e incluso se cuenta que a principios del siglo XX varios vecinos persiguieron a uno de ellos, cuando impuesto el juramento a una mujer, intentaron acabar con él para evitar la maldición. Estos duendes veratos se corresponden con un ser de aproximadamente unos 40 centímetros de altura, con cuerpo de forma humana, de un color verde especialmente brillante por la noche y que cuando es descubierto, huye muy rápidamente a cuatro patas, y esto es todavía más extraño, no en línea recta sino en zig-zag.

A veces se categoriza como "duendis" a seres que tendrían poco que ver con lo entendido típicamente por duendes, como el Entiznáu.

En el Valle del Jerte se habla de un ser diminuto femenino que entraría dentro de los típicos duendes enredadores domésticos llamado Pomporrilla. Como tal gusta de hacer trastadas por la casa, mover los cacharros o los muebles o producir ruidos. Su aspecto es grotesco, de estatura enana y cuerpo feo de tez negruzca y pelo greñoso. Su carácter femenino se percibe por su única distintiva teta, atrofiada y enflaquecida, que aparece en su busto. Su boca succionadora casi carece de dientes, poseyendo sólo alguna muela para roer las castañas, su alimento favorito, que suele ir a buscar al sobrado o desván donde se colocan en las casas jerteñas.




Gamusinos

La tradición oral ha adjudicado a estas criaturas, las formas y figuras de las más dispares y originales: avecillas que brillan en la oscuridad, pequeños mamíferos, ranas, tortugas, etc. Se dice que su hábitat son las partes copas de los árboles, bajo los hongos, orillas de los arroyos y en los matorrales más densos. En muchos pueblos castellanos se les tiene como “animales que paraban en el campo y hacían sonidos extraños”.


Nubleros y regulares

Se dice de aquellos seres elementales o
 personas que conjuran o manejan a su antojo la lluvia o la meteorología en general (llevar las nubes a sitios concretos o hacer llover piedras). Se les conoce como Nubleros, nublaos, nuberos, reñuberos o seres regulares. Hasta no hace mucho aún se culpaba algún elemento sobrenatural a los fenómenos atmosféricos maléficos, destrozadores de casas y cosechas, encarnando en individuos con poderes especiales como los antiguos atributos de los geniecillos del aire

 

 

 



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Respuesta  Mensaje 2 de 2 en el tema 
De: Vestal Enviado: 11/01/2010 16:52
 
 
Muy bonita presentación ,e interesante tema
Gracias
 
 
 
Vestal


 
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