¡ Y qué !...
¡Y qué...!, si te sientes emocionalmente estafada.
Eleva los ojos, descarados, al frente, y oculta el dolor
que se ha desatado en la dulzura de tu mirada.
A nadie ha de importar la hondura de tu herida, ni el negro
pozo que se formó en tu alma. Despliega al aire tu sonrisa,
que ni el sol, con toda su luz, adivine que es falsa.
Camina a paso firme y con brío, que no se aperciba el duelo
en tu estampa. Y pon a trabajar a la mente, dile que elabore
el antídoto que devuelva la salud a la esperanza, para que
torne a creer en nuevas promesas que, a buen seguro,
te harán porque la vida es ancha.
Y así alivies el destrozo, que la desilusión, en el corazón
que ama, causa. Y pronuncia para tus adentros una
porfiada plegaria, para que éste sea el último acero que
te clavan por la espalda.
©Trini Reina