Ha empezado a echar flores la pradera,
blancas, rojas, moradas y amarillas.
En el verde _es un suelo que hace cielo_
parpadean ¡estrellas! margaritas...
Ojos a tierra me paseo al paso,
siento el desacierto _¡misteriosas brisas
de allende la niñez!_ y en el entierro
sueño, en el sueño _¡maternal caricia!_
que en el regazo de la madre tierra
engendró el alma que en mi carne vibra.
Miguel de Unamuno