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Respuesta  Mensaje 1 de 3 en el tema 
De: Quetal  (Mensaje original) Enviado: 11/02/2010 10:50

Cuando reina la sombra
una voz apagada que canta
y una inmensa tristeza que llora?

¿No sentiste en tu oído de virgen
las silentes y trágicas notas
que mis dedos de muerto arrancaban
a la lira rota?

¿No sentiste una lágrima mía
deslizarse en tu boca,
ni sentiste mi mano de nieve
estrechar a la tuya de rosa?

¿No viste entre sueños
por el aire vagar una sombra,
ni sintieron tus labios un beso
que estalló misterioso en la alcoba?

Pues yo juro por ti, vida mía,
que te vi entre mis brazos, miedosa;
que sentí tu aliento de jazmín y nardo
y tu boca pegada a mi boca.

G. Adolfo Bécquer



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Respuesta  Mensaje 2 de 3 en el tema 
De: Quetal Enviado: 28/02/2010 19:12

Federico García Lorca (1898 - 1936)



http://www.cervantesvirtual.com/bib_autor/garcialorca/graf/imgportada.jpg


GRANADA (Elegía humilde)


Tu elegía, Granada, la dicen las estrellas
que horadan desde el cielo tu negro corazón.
La dice el horizonte perdido de tu vega,
la repite solemne la yedra que se entrega
a la muda caricia del viejo torreón.

Tu elegía, Granada, es silencio herrumbroso,
un silencio ya muerto a fuerza de soñar.
Al quebrarse el encanto, tus venas desangraron
el aroma inmortal que los ríos llevaron
en burbujas de llanto hacia el sonoro mar.

El sonido del agua es como un polvo viejo
que cubre tus almenas, tus bosques, tus jardines,
agua muerta que es sangre de tus torres heridas,
agua que es toda el alma de mil nieblas fundidas
que convierte a las piedras en lirios y jazmines.

Hoy, Granada, te elevas ya muerta para siempre
en túmulo de nieve y mortaja de sol,
esqueleto gigante de sultana gloriosa
devorado por bosques de laureles y rosas
ante quien vela y llora el poeta español.

Hoy, Granada, te elevas guardada por cipreses
(llamas petrificadas de tu vieja pasión).
Partió ya de tu seno el naranjal de oro,
la palmera extasiada del Africa tesoro,
solo queda la nieve del agua y su canción.

Tus torres son ya sombras. Cenizas tus granitos,
pues te destruye el tiempo. La civilización
pone sobre tu vientre sagrado su cabeza,
y ese vientre que estuvo preñado de fiereza,
hoy aún muerto se opone a la profanación.

Tú que antaño tuviste los torrentes de rosas,
tropeles de guerreros con banderas al viento,
minaretes de mármol con turbantes de sedas,
colmenas musicales entre las alamedas
y estanques como esfinges del agua al firmamento.

Tú que antaño tuviste manantiales de aroma
donde bebieron regias caravanas de gente
que te ofrendaba el ámbar a cambio de la plata,
en cuyas riberas teñidas de escarlata
las vieron con asombro los ojos del Oriente.

Tú, ciudad del ensueño y de la luna llena,
que albergaste pasiones gigantescas de amor,
hoy ya muerta, reposas sobre rojas colinas
teniendo entre las yedras añosas de tus ruinas
el acento doliente del dulce ruiseñor.

¿Qué se fue de tus muros para siempre, Granada?
Fue el perfume potente de tu raza encantada
que dejando raudales de bruma te dejó.
¿O acaso tu tristeza es tristeza nativa
y desde que naciste aún sigues pensativa
enredando tus torres al tiempo que pasó?

Hoy, ciudad melancólica del ciprés y del agua,
en tus yedras añosas se detenga mi voz.
¡Hunde tus torreones! Hunde tu Alhambra vieja
que ya marchita y rota sobre el monte se queja,
queriendo deshojarse como marmórea flor.

Invaden con la sombra maciza tus ambientes.
¡Olvidan a la raza viril que te formó!
Y hoy que el hombre profana tu sepulcral encanto,
quiero que entre tus ruinas se adormezca mi canto
como un pájaro herido por astral cazador.




Respuesta

Respuesta  Mensaje 3 de 3 en el tema 
De: Quetal Enviado: 03/03/2010 07:25

Velázquez(aquí se situa Cristo en la Cruz) 

No me mueve, mi Dios, para quererte
el cielo que me tienes prometido,
ni me mueve el infierno tan temido
para dejar por eso de ofenderte.


Tú me mueves, Señor, muéveme el verte
clavado en una cruz y escarnecido,
muéveme ver tu cuerpo tan herido,
muévenme tus afrentas y tu muerte.


Muéveme, en fin, tu amor, y en tal manera,
que aunque no hubiera cielo, yo te amara,
y aunque no hubiera infierno, te temiera.


No tienes que me dar porque te quiera,
pues aunque lo que espero no esperara,
lo mismo que te quiero te quisiera.

 

(Soneto anónimo.

Atribuido a varios.)



 
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