¡Hola !
Mis damas y señoras, no volveré a caer en el castigo de mi señor Abde, estaba triste en mi destierro, ya que sólo había rocas, agua mucha agua y peregil, siempre esperé vuestro rescate pero no llegó, peró Alá oyó mis suplicas y llegó mi señor con mi adorada camella Flor del Desierto y nos dejaron en tierra firme.
He decidido cambiar las aguas del Meditérraneo por las del Atlántico y hacia ellas me dirijo aconsejado por Flor del Desierto.
Pasaremos un dia en una pequeña pedanía de 2000 habitantes, cuyo origén data de la época de los fenicios y más tarde de los romanos y árabes.
Os espero para invitaros a pescaito frito y buen vino.
Un abrazo
Maimo