Le dirijo este mensaje por lo que he leído repasando los escritos que se han puesto, el que le escribe a usted Amaly.
En dicho escrito de Amaly, entre otras cosas, pone ”Se nos ha denostado por nuestros envios de Semana Santa, llamandonos supertisiosos, incultos, y algunas cosas más.”
Yo no he escrito nada de llamar inculto, ni supersticioso ni “algunas cosa más”, al CREYENTE que le guste las procesiones. Como Amaly generaliza, y no dice quién es el que ha escrito semejantes palabras, no quiero dejar de pasar por alto pues nos implican a todos los participantes al no decir la autora o autor.
En primer lugar, que hayan mandado envío de Semana Santa, lo único que he comentado y dado a entender, que no me gustan las imágenes cargadas de joyas. Y no soy el único que piensa en ello, ya que, mucho antes que se fundaran las cofradías, lo decían los santos padres, como San Juan Crisóstomo, San Jerónimo, San Basilio, San Ambrosio, etc. También me baso a las palabras del papa que escribió la encíclica Sollicitudo rei sociales: “… podría ser obligatorio enajenar los adornos superfluos de los templos y los objetos preciosos del culto divino para dar pan, bebida, vestido y casa a quien carece de ellos”.
Aquí no se habla de incultos ni supersticiosos. Es una forma de interpretar el Evangelio.
Por lo tanto, que quede claro que yo no he puesto de INCULTO a ningún CREYENTE porque le guste que a la Madre de Jesús de Nazaret, o al mismo Jesús de Nazaret, lo vistan como mejor le plazca.
Y sobre lo de decir supersticioso a un CREYENTE, mucho menos. Respeto al CREYENTE que le guste las procesiones, como a mi, que TAMBIÉN SOY CREYENTE. Ya he dicho en lo que discrepo de las procesiones. Porque para los CREYENTE, la imagen en sí no es lo importante, sino lo que representa esa imagen. Porque tenemos FE en el Dios de Jesús de Nazaret y en el Dios de María, que dijo SÍ, “hágase en mí según tu palabra” (Lc 1,38).
Ahora, que a una persona NO CREYENTE, le guste ir a ver y a rezarle a una talla de madera, y en un pueblo determinado, es cosa que me importa muy poco. Como me importa muy poco que existan personas que se crean que una herradura de hierro de un animal, que la clavan detrás de una puerta, le da toda suerte. A mí como si quiere colgar un caballo entero. Como también me trae sin cuidado quien se cree que una pata de un conejo le protege de todo mal. A mí como si quiere llevar la pata de un elefante. Si eso no es superstición, pues que la llamen como quiera.
Le reitero que yo NO he llamado a usted INCULTO ni SUPERSTICIOSO, porque sería ponerme yo de lo mismo. Que lo haya escrito otra persona, pues no lo sé, aunque yo no lo he visto ni leído en ningún mensaje.
Mis escritos están en General, los puede usted examinar todos. No suelo poner un mensaje y luego quitarlo. Lo que mando lo hago reflexivamente y me responsabilizo de lo que escribo.
Ya sé que nadie me va a dar la razón por lo que digo. No me importa. Pero que sepa la Administración que para mi eso de “adhesión inquebrantable” y el “sí bwana”, no va con mi forma de ser.
Y por último, me remito al mandamiento octavo de la Ley de Dios. Estoy seguro que usted estará de acuerdo en lo que ahí se dice.
Atentamente.
Frank.