Un aire divino alegra la tierra vida, color y harmonía brotan de su seno su leve perfume esparce en los campos fragancias de flores de pétalos tersos que guardan misterios
Bajo la caricia tibia de la brisa desgrana el rocío diamantes que tiemblan con hálito húmedo en la hora del alba
Pálidas crisálidas son ya mariposas
mariposas bellas de aleteos leves
Gráciles gacelas salen de los bosques otean lejanías saltan sorprendidas —sueñan...
cual vírgenes tímidas estrujando flores contra sus corpiños de raso y de seda
Se visten de fiesta sobre el lienzo verde el arroyo alegre con el agua clara la montaña altiva con su testa de nieve los campos de trigo y los limoneros con el núbil beso del sol y la luna
El mar majestuoso los mágicos bosques los cielos azules en la hora temprana que corre sin prisa