Gracias por tus palabras de elogios, inmerecidos pues solo expongo lo que me han enseñado, he leído y he vivido. A veces, como es natural, no puedo complacer a todos, ni tampoco escribo para que me den la razón. Expongo mis puntos de vistas o, en otros casos, lo que opinan personas que creo merece ser conocido su pensamiento o su vida.
Como tocas tres puntos importantes, quiero dar opinión sobre ellos.
Anarquía.
El término anarquismo es de origen griego y significa “sin autoridad ni poder”. Esta ideología, junto con el marxismo, constituye una de las corrientes del “socialismo”. Ambas, anarquismo y marxismo, coinciden en la crítica al capitalismo y en la necesidad de su eliminación, pero difieren radicalmente en cuanto a los métodos para conseguirlo. De hecho, a lo largo del siglo XIX ambos pensamientos se fueron alejando progresivamente, hasta convertirse en irreconciliables antagonistas.
El anarquismo estuvo muy influido por la idea roussoniana de que el individuo es bueno por naturaleza y es la sociedad (o el Estado y sus instituciones) quien destruye su felicidad.
Alcanzó su máxima influencia en el seno de sociedades escasamente industrializadas -España, Italia y Rusia-, en tanto que en países más avanzados tuvo mayor peso el marxismo. En España el anarcosindicalismo se materializó en la creación de organizaciones como la CNT (Confederación General del Trabajo) que jugaron un importante papel en el primer tercio del siglo XX.
Algunos sectores del anarquismo preconizaron la acción radical y violenta. Ello se concretó en atentados terroristas que reputaron esta corriente de agresiva y salvaje.
Masonería.
A lo largo de su historia, la Masonería ha sido víctima de numerosos atropellos por parte de Gobiernos que encuadran con la definición de totalitarismos.
La Masonería ha sido acusada simultáneamente de ser afín al comunismo y al capitalismo burgués , según fuese un totalitarismo de derechas o izquierdas quien necesitaba justificar sus medidas de represión contra la masonería.
Durante el gobierno del General Francisco Franco (el de “por la gracia de dios”) se quiso relacionar a la masonería con el comunismo y con el judaísmo, a pesar que la masonería se define a sí misma como apolítica y adogmática.
El 15 de septiembre de 1936 se publicó su primer decreto contra la Masonería, cuyo primer artículo dice así: La Francmasonería y otras asociaciones clandestinas son declaradas contrarias a la ley. Todo activista que permanezca en ellas tras la publicación del presente edicto será considerado como reo del crimen de rebelión. Pero en esa fecha, muchos masones españoles habían sido ya fusilados.
El 21 de diciembre de 1938, Franco decretó que todas las inscripciones o símbolos de carácter masónico o que pudieran molestar a la Iglesia católica fueran eliminados de todos los cementerios de la zona nacional en el plazo de dos meses.
El 1 de marzo de 1940 se dictó la principal ley antimasónica del Régimen, la Ley para la Represión de la Masonería y el Comunismo. Las penas iban desde la incautación de bienes hasta la reclusión mayor. Los masones, aparte de las sanciones económicas, quedaban automáticamente separados de cualquier empleo o cargo de carácter público. Se establecieron penas de veinte a treinta años de prisión para los grados superiores, y de doce a veinte para los cooperadores. La depuración llegaba a tal extremo que impedía formar parte de un “Tribunal de Honor” a quien tuviera algún pariente masón hasta segundo grado de consanguineidad. Con esa misma fecha quedaba constituido el Tribunal Especial para la Represión de la Masonería y el Comunismo, Tribunal que estuvo en vigor hasta la creación del Tribunal de Orden Público en 1963.
Utopía.
Y sobre la Utopía, todos sabemos que esta palabra viene del griego ou topos, lugar no existente. En sentido corriente, algo muy bello, pero irrealizable. En sentido más hondo, el gran teólogo Castillo la define como “proyecto simbólico que anticipa un futuro mejor”. Es como la proyección de lo que desde nuestro profundo interior anhelamos. Precisamente lo que le está faltando al cristianismo en la actualidad: el sentido utópico. Somos demasiado pragmáticos.
El término fue concebido por Tomás Moro en su obra Dé Optimo Répúblicae Statu déque Nova insula Útopia, donde Utopía es el nombre dado a una comunidad ficticia cuya organización política, económica y cultural contrasta en numerosos aspectos con las sociedades humanas contemporáneas a Tomás Moro.
Con afecto.
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