Fiesta de La Ascensión
La Ascensión se menciona a menudo más debido al largo fin de semana o al puente del cual es la ocasión que según su verdadero significado espiritual.
“Puente de la Ascensión”: la unión de estas dos palabras es con todo susceptible de alimentar nuestra reflexión. La travesía y la subida… el paso y la subida… Si aceptamos - al precio de un pequeño rodeo simbólico - de iluminar estos tres días de descanso u ocio por otra luz venida del Cristo, podremos vivirlos bien diferentemente.
Elevar nuestra mirada. No para huir de la realidad o ver las cosas tan de alto que no se les percibe, sino para acostumbrarse a observar los seres y los acontecimientos por su gran ángulo, más alto pero igualmente mas profunda dimensión.
El mensaje de la Ascensión puede resumirse en tres exhortaciones: elevar nuestra mirada, guardar confianza hasta en lo inesperado.
Ya que elevar la mirada, es también asumir nuestro destino,interiorizarla, dejarla atravezar, para ir más lejos, para incluir, para gustar.
Guardar confianza hasta en lo inesperado.
La Ascensión recuerda a los cristianos que Jesús deja su proximidad visible y desaparece a sus ojos.
Entonces comienza de verdad el tiempo de la confianza. Esta confianza que debemos conservar, incluso en lo imprevisible, en la ausencia, en las más fuertes tensiones de la existencia.
Una llama vela siempre en lo hondo de la ausencia,y solo pide a iluminarnos.
La subida de Cristo es, en realidad, una llamada al mayor compromiso en el mundo.
Asumir nuestro destino. ¿“Por qué os quedaís ahí mirando al cielo? ” (Ca 1,11) dicen los hombres en blanco a los apóstoles que fijan las nubes.
El cristianismo conecta lo invisible y el testimonio.
La fé no es una fuga o una dimisión, al contrario: se nos invita a medirnos a todos los retos presentes y a hacer brotar la esperanza como un grito lanzado hasta los límites del mundo.
Un puente entre pasado y futuro, un puente entre las culturas y las razas, entre Dios y la humanidad.
¿ El “puente de la Ascensión”?
Sí. Pero un puente que conecta todos los elementos de la historia y de nuestras propias existencias.
Puente que domina todos los miedos, para conducir sobre una tierra de luz."
Mgr André Dupleix, Secretario General adjunto de la conferencia obispos de Francia