PEDRO DÍEZ OLAZÁBAL
¡No! ¡Diguem no!
Lamentablemente y una vez más, recordamos el poema de Brecht (1), “primero vinieron a por “… los griegos. Pero la verdad es que esta vez no nos han hecho esperar mucho. Tras la preparación artillera de los Almunia, MAFO y economistas a sueldo de la banca, vino la traca de los “doce sabios de Occidente”...
...una amalgama de personajes ligados al capital financiero e industrial, a las aseguradoras de pensiones privadas, miembros de la Trilateral, políticos y seudo sindicalistas de derechas, presididos por González. Luego Merkel y Sarkozy y hasta una llamada de Obama. Empresarios, banqueros, tertulianos, periodistas conservadores y alguno dicen que progresista, técnicos, catedráticos “neocons”, todos en tromba pidiendo acción: “no importa quién haga qué, pero que se haga” (sic). Y Zapatero lo ha hecho. Tras dar bandazos a derecha y a izquierda, nos ha colocado la receta que pedía “la manada de lobos” que citaba Borg. ¡No queréis caldo, pues tomad tres tazas y además administradas con embudo por los vuestros! Eso me acaba de decir un primo mío que es muy del PP. Además, no van a pararse aquí, nos van a clavar el paquete completo: la energía nuclear, el trabajo hasta que nos caigamos de viejos, las pensiones privadas, la sanidad de pago, la enseñanza para el que pueda, el despido libre total y gratis. En fin, todo el programa máximo de la bazofia ultraliberal: su “revolución” pendiente. Porque “no puede permitirse que haya un colectivo privilegiado que tenga un salario público garantizado de por vida y una estabilidad en el empleo” (Beteta dixit).
La crisis, vemos ahora, no ha sido más que un enorme montaje encaminado a asentar el principio de quién manda en este mundo global, cortando de raíz cualquier amago de control por la nueva administración americana y poniendo en su sitio a los díscolos europeos. Si han sido capaces de masacrar a miles de personas por el puto petróleo, ¿qué esperábamos, caridad cristiana? Nada de nada. Capitalismo en estado puro, pensamiento Deng Xiao Ping : “gato blanco, gato negro, lo que importa es que se coma a los ratones”. Y ya estamos en la ratonera, sazonaditos para dejar de ser ciudadanos (sueño iluso de la Revolución Francesa) y pasar a ser “untermenschen” productores-consumidores-generadores de riqueza para una casta de gente sin rostro que se oculta tras el disfraz de esa palabra mágica del sistema: el Mercado. Y lo que es peor, nos han dejado desarmados y en pelotas, porque la izquierda que queda al frente de algunos gobiernos, superada por las presiones fácticas, abducida por la ideología dominante, se ha puesto a hacerle el trabajo sucio cien por cien y gratis al capital (vean el regocijo de Díaz Ferrán).
Y nos preguntamos a dónde se va la democracia. ¿Qué vale la palabra de un político? ¿Qué valen los programas electorales o las ideas pregonadas en los mítines? Lo que genialmente condensó Marx (Groucho) en aquella frase: “estos son mis principios, si no le gustan…tengo otros”. Y por eso de nuevo, como en la canción de Raimon muchos, muchísimos, diremos ¡No! Volveremos a tomar pacíficamente las amplias alamedas en España y en toda Europa, porque si no ponemos pies en pared se acabará nuestro modelo social y las democracias europeas con él. Todo el entramado institucional y social, tejido con tanto esfuerzo tras la Segunda Guerra Mundial se verá reducido a elegir, cada cierto tiempo, el color del collar que va a llevar el mismo perro. Nos sumergirán en la barbarie del modelo asiático como modo de lograr la ansiada competitividad. La lucha debe ser a escala nacional y europea. Una lucha ideológica también en el interior de los partidos que se proclaman de izquierdas, para recuperarlos como instrumentos de liberación, desde los sindicatos de clase, desde cada oficina, cada fábrica y cada barrio. Una lucha pacífica, pero activa y contundente, por los derechos de los trabajadores, por el empleo para todos y la justicia social, por la democracia. Conceptos que quieren borrar del diccionario los mercachifles del neoliberalismo. Por lo mismo que luchó, hace cien años, Pablo Iglesias.
"Primero vinieron a buscar a los comunistas y no dije nada porque yo no era comunista.
Luego vinieron por los judíos y no dije nada porque yo no era judío.
Luego vinieron por los sindicalistas y no dije nada porque yo no era sindicalista.
Luego vinieron por los católicos y no dije nada porque yo era protestante.
Luego vinieron por mí pero, para entonces, ya no quedaba nadie que dijera nada".
(1)Lo escribió Martin Miemöller, un pastor alemán encarcelado de 1937 a 1945 por el gobierno de Hitler.Erróneamente atribuida a Brecht.