En 1903, Thomas Alva Edison electrocutó públicamente a un elefante para demostrar los riesgos de la corriente alterna, una macabra forma de señalar las bondades de la corriente directa y que lo llevó a extremos impensables para derrotar a Tesla, su adversario de toda la vida.
Pero no solamente mató a un elefante, sino a perros, gatos, vacas y caballos.
Nacida en 1875 y domesticada en el circo Forepaugh, Topsy pasaría a la historia como uno de los pocos animales enjuiciados y condenados a muerte en un veredicto oficial. Durante su estadía en el circo debió de soportar todo tipo de abusos, su cuidador la obligaba a fumar habanos y todos los días recibía salvajes golpizas en las cuales cadenas y palos con clavos nunca faltaban. Cansada de estos malos tratos un día decidió decir basta y en un ataque de ira arremetió contra el personal del circo, matando a tres hombres entre los cuales se encontraba su desalmado entrenador.
Tras debatir como se la condenaría y enfrentar infinidad de protestas de la ASPCA -American Society for the Prevention of Cruelty to Animals- el gobierno contactó a Thomas Edison para que de una opinión.
Edison, que en ese momento se encontraba luchando por imponer su estándar eléctrico, sugirió que la mejor manera era electrocutarla utilizando corriente continua. Tras comer una última cena de zanahorias, su comida preferida como indicaba la ley estatal, Con el fin de asegurarse de que Topsy diera el "espectáculo" algo más que enojado, fue alimentado con zanahorias repletas de cianuro-rodeado momentos antes de que 6.600 voltios de corriente alterna se descargaran a través de su cuerpo. Sandalias de madera con electrodos de cobre se habían colocado en sus pies y un alambre de cobre para ejecutarlo en la planta de luz eléctrica de Edison, donde sus técnicos esperaban la luz verde.
Topsy murió en el acto y Edison, había demostrado su punto.