No permitas que los problemas te condicionen,
aún cuando parezcan estar rodeándote,
cercándote y aumentando a cada instante.
Dentro de ti siempre hay un lugar para estar en paz
y cuando lo encuentras, lo irradias con fuerza hacia el exterior.
Responder con actitud pacífica no quiere decir
que tengas que permitir que los demás te dañen
o se aprovechen de ti.
Significa que tú te mantengas comprometido
con ser y hacer lo correcto,
y alejado de sentirte abrumado
por cualquier cosa que haya podido salir mal.
Una respuesta pacífica no es débil ni ingenua sino firme,
confiada, enérgica y efectiva.
Permite que una parte de ti se mantenga en paz
no importa lo que pase,
y el resto de ti así como aquellos que te rodean
y las situaciones en las cuales estén involucrados,
se beneficiarán enormemente.