Don Felipe nació en Valladolid el 21 de mayo de 1527 a las cuatro de la tarde en el palacio de don Bernardino Pimentel, junto a la iglesia de San Pablo; era el primer hijo del emperador Carlos V y de Isabel de Portugal, atractiva, inteligente y hábil estadista como demostraría en los años que regentó el país por los continuos viajes de su esposo. El parto duró trece horas y Carlos permaneció junto a su mujer durante todo el tiempo. Dicen algunas fuentes que doña Isabel no gritó durante el alumbramiento ya que ella consideraba que las reinas de España no debían manifestar dolor en esos momentos. Carlos se mostró "alegre, regocijado y gozoso del nuevo hijo" organizando festejos para celebrar el nacimiento del primogénito. El bautizo del príncipe heredero tendría lugar a las seis semanas del nacimiento en el vallisoletano convento de San Pablo; el pequeño Felipe recibió el agua bautismal del arzobispo de Toledo siendo sus padrinos el duque de Béjar, condestable de Castilla, y Leonor, hermana mayor de Carlos y reina de Francia. Tras el bautizo continuaron las celebraciones en las que participó el propio emperador, enrareciéndose la atmósfera festiva con la noticia del saqueo de Roma por parte de las tropas imperiales lo que provocó la suspensión de los festejos y el cambio de indumentaria de Carlos, que se vistió de luto por los sucesos aunque no dio orden a las tropas de retirarse de la Ciudad Papal.
El 10 de mayo de 1529 el pequeño Felipe será jurado como heredero de la corona de Castilla por los procuradores a Cortes reunidos en el madrileño convento de San Jerónimo,a la vez que se reconocía a la emperatriz Isabel como regente durante la ausencia de Carlos. Los continuos viajes del emperador no le permitirán atender los aspectos educativos del príncipe, dedicándose a ello su madre por lo que Felipe manifestará a lo largo de toda su vida una cierta inclinación hacia lo lusitano. La portuguesa Leonor Mascarenhas fue nombrada su aya, sintiendo por ella gran afecto y confianza. El pequeño príncipe crecía junto a su hermana María - nacida el 21 de junio de 1528 apareciendo en algunas cartas muestras de su carácter:` "es tan travieso que algunas veces S. M. se enoja de veras; y ha habido azotes de su mano, y no faltan mujeres que lloran de ver tanta crueldad". A pesar de la "crueldad" la relación entre madre e hijo seria muy estrecha aunque la temprana muerte de doña Isabel en 1539 romperá ese lazo y provocará una repentina madurez en el príncipe.
La educación recibida por don Felipe fue amplia y variada, teniendo como objetivo el gobierno del Estado. Don Juan Martínez Siliceo fue nombrado tutor en 1534 "para que "le enseñase a leer y escribir"; un año después Juan de Zúñiga era nombrado su ayo y en 1535 se creaba la casa del Príncipe lo que supondría que tendría alojamiento, asistentes y capilla independientes. Siliceo y Zúñiga serian los encargados de su educación. El humanista Cristóbal Calvet de Estrella se encargaría de la instrucción del latín y el griego; Honorato Juan le enseñaría matemáticas y arquitectura mientras que Juan de Ginés Sepúlveda impartiría geografía e historia. Un humanista de la casa real escribió para la educación del príncipe manuales sobre lectura y gramática. La música ocuparía un importante lugar en la formación siendo su maestro el compositor granadino Luis Narváez, enseñándole a tocar la vihuela. Felipe progresaba en su educación aunque algo despacio, interesándose más por la caza que por el estudio, completando con ambas actividades su tiempo lo que tranquiliza a Siliceo ya que "con esta hedad de catorze años en la qual la naturaleza comiença a sentir flaquezas, aya Dyos dado al príncipe tanta voluntad a la cara que en ella y en su estudyo la mayor parte del tyempo ocupe". A pesar de haberse elegido los 'mejores docentes, el alumno no progresaba en los niveles deseados por el padre ya que a Felipe no le gustaba la escuela. Como bien dice Henry Kamen: "Como alumno, el Príncipe no era un modelo ni, mucho menos, sobresaliente. Su manejo del latín siempre fue regular, su estilo literario, en el mejor de los casos, mediocre, y su caligrafía generalmente deficiente. Educado como humanista, nunca llegó a serlo". Sin embargo, este contacto con los eruditos le proporcionará una gran pasión por los libros, pasión que se prolongará durante toda su vida como se aprecia en la biblioteca de El Escorial donde reunirá la mejor colección bibliográfica de su tiempo, contando con los más variados temas, desde arquitectura a teología pasando por tratados militares, música o magia. La formación de Felipe no se hizo en solitario sino que al príncipe le acompañaban seis pajes nobles, entre los que destaca Luis de Requesens, objeto de las burlas de sus compañeros por su fuerte acento catalán. En esta pequeña corte, Felipe organizaba torneos y bailes, manifestando ya en la adolescencia la ación al baile, a las fiestas cortesanas y a los ejercicios de caballería que encontramos a lo largo de su vida.
Los continuos viajes del emperador obligaron a Felipe a hacerse cargo de la Regencia de España en 1543, auxiliado por una junta de consejeros integrada por Juan Pardo de Tavera, arzobispo de Toledo; Francisco de los Cobos, secretario de Carlos; y Fernando Alvarez de Toledo, duque de Alba. Serán famosas las cartas e instrucciones en las que el emperador, al tiempo que proporcionaba a su hijo normas de gobierno y consejos sobre asuntos de estado, le avisaba del carácter y los defectos de cada uno de sus asesores. "Es mejor discutir los asuntos con varios consejeros y no atarse a ninguno", decía el experimentado Carlos, recomendación que Felipe seguirá durante toda su vida, ya que siempre tendrá en cuenta las opiniones de sus colaboradores, tomando la decisión final él mismo. Con el paso de los meses el joven príncipe adquiere mayor experiencia en los asuntos de gobierno, compaginando el estudio con el gobierno de la nación. Durante el tiempo que ocupó la Regencia, Felipe se muestra en bastantes ocasiones contrario a las decisiones de su padre, especialmente en asuntos fiscales cuyo objetivo era financiar las guerras del norte.
A lo largo de su vida Felipe se casará en cuatro ocasiones, evidentemente en todas ellas por cuestiones diplomáticas y de Estado. El amor en estos matrimonios no era el motivo del enlace aunque hay que advertir que con el roce, a veces se alcanzaba. Una portuguesa, una inglesa, una francesa y una austriaca serán sus esposas, poniéndose de manifiesto el interés del monarca por estrechar lazos con los diferentes estados europeos.
La primera esposa será María Manuela de Portugal, nacida en Coimbra el 15 de octubre de 1527 por lo que era algunos meses más joven que su esposo. Hija de Juan III de Portugal y de Catalina de Austria, era prima hermana de Felipe por partida doble ya que su padre era hermano de la emperatriz Isabel y su madre, hermana del emperador Carlos. Como es lógico, este enlace formaba parte de la larga cadena de matrimonios entre miembros de las casas reales de ambos países. La boda se celebró cuando ambos cónyuges tenían 16 años, primero por poderes en Almeirim el 12 de mayo de 1543, tras la correspondiente dispensa papal por parentesco, trasladándose la princesa a Salamanca donde se realizó la misa de esponsales el 15 de noviembre del mismo año. Se cuenta que el impaciente novio presenció la entrada de la princesa disfrazado y de incógnito. Una de las primeras preocupaciones que manifestó Felipe respecto a su esposa será su obesidad aunque también hace alusión a su belleza al comentar que "en palacio, donde hay damas de buenos gestos, ninguna está mejor que ella".
La joven pareja se trasladó a Valladolid donde el príncipe recibió instrucciones de su padre con el fin de evitar excesos en las relaciones sexuales de los fogosos esposos aludiendo a que Felipe es su único hijo y no desea tener más. Estas instrucciones están encaminadas a evitar abusos conyugales que se creían había sido la causa del fallecimiento del príncipe Juan, único hijo varón de los Reyes Católicos. Para evitar problemas de este tipo Carlos alertó al ayo de Felipe, don Juan de Zúñiga, para que "el príncipe hiziesse algunas ausencias de su mugger, y specialmente que no estuviesen juntos entre dia". Incluso indicaba a don Juan que durmiese en la misma habitación que Felipe si fuese necesario. En la noche de bodas los altos dignatarios de la Corte permanecieron en la cámara nupcial durante largo rato hasta que dejaron solos a los esposos; sobre las tres de la madrugada don Juan de Zúñiga entró en la alcoba y separó a los príncipes para que se pasasen a descansar a sus respectivos lechos. Zúñiga teme "el empacho y la poca edad de los príncipes" por lo que aconseja que estén juntos durante el día, rodeados de las cortes de ambos, para que Felipe muestre desasosiego y cada vez que llegue a su mujer lo haga con tanto deseo que será muchas veces novio al año". El problema se resolvió pronto ya que Felipe sufrió un ataque de sarna al poco de la boda, lo que le obligó a dormir separado de María durante un mes. Algunos cortesanos interpretaron que esta erupción cutánea sería provocada por el debilitamiento del príncipe debido a la excesiva actividad sexual. Sin embargo parece que Felipe no estima en demasía a su mujer ya que en enero de 1544 se informa al emperador que "el príncipe va algo retenido con la princesa y desto ay algún sentimiento en Portugal". En otoño Cobos comunica que "los príncipes se tratan muy bien" aunque Felipe no hace demasiadas demandas sexuales a su esposa. Parece que don Felipe era más aficionado a las salidas nocturnas que a encamarse con la legítima esposa. Hay quien afirma que antes de contraer matrimonio el príncipe se había casado en secreto con una bella doncella llamada Isabel de Osorio, hermana del marqués de Astorga; lo de la boda parece poco verosímil pero que hubo relación entre ambos lo atestiguan los hijos nacidos de esa relación llamados Pedro y Bernardino.
Las noticias de las salidas nocturnas de Felipe llegaron a Portugal por lo que doña Catalina, madre de María Manuela, tomó cartas en el asunto, aconsejando a su hija sobre la obesidad que no agradaba al esposo, aludiendo incluso a que sería perjudicial para su descendencia. También pone énfasis en los celos , recordando a su propia madre Juana la Loca. "Pon todos tus sentidos en el propósito de no dar a tu marido una impresión de celos porque ello significaría el final de vuestra paz y contento" aconsejaba la experimentada madre.
Tras un año de matrimonio el deseado sucesor no llegaba por lo que a la joven María se le practicaron frecuentes sangrías en las piernas. A principios de septiembre de 1544 la princesa se quedaba encinta - no por las sangrías, como es lógico pensar -; el parto tuvo lugar el 8 de julio de 1545, a media noche. Nació un varón que recibió el nombre de Carlos, como su abuelo. El alumbramiento fue muy pesado al prolongarse los dolores durante varios días, siendo "laborioso por anormalidad de presentación, con dos comadronas manipulando varias horas". La princesa fallecía a los cuatro días de dar a luz, el 12 de julio de 1545. Las causas que se adujeron para explicar el fallecimiento fueron tremendamente peregrinas ya que se explicó la muerte por haber comido un limón demasiado pronto después del parto; otras fuentes dicen que fue un melón, ingerido por la princesa al aprovechar que sus camareras mayores estaban contemplando un auto de fe. La explicación más plausible sería una infección puerperal debido al laborioso parto y a la manipulación de las comadronas, en una época donde la falta de higiene podía llevar a estos trances. Apenas había cumplido los 17 años. Cobos informó al emperador que "el príncipe lo sintió por extremo, que mostró bien la amava; aunque por las demostraciones exteriores juzgavan algunos diversamente".
A los 18 años Felipe quedaba viudo y con un hijo; pasarían algunos años hasta que contrajera su segundo matrimonio, también por motivos políticos ya que el emperador deseaba establecer una alianza con Inglaterra con el objetivo de hacer frente al enemigo francés, defender los Países bajos y mantener la religión católica en las Islas Británicas tras el cisma abierto por Enrique VIII. Para llevar a cabo sus planes, Felipe debía casarse con María Tudor, reina de Inglaterra. María había nacido en Greenwich el 18 de febrero de 1515 siendo sus padres el rey Enrique VIII y su primera esposa, Catalina de Aragón, hija de los Reyes Católicos por lo que era prima hermana de Carlos. Previamente se había pensado en un enlace matrimonial entre Carlos y María, enlace que fracasó, lo que llevó a María a seguir una vida atormentada y desgraciada. Sin embargo, a los 38 años (1553) sube al trono de Inglaterra con el nombre de María I, convirtiéndose en un buen partido para el heredero de la corona de España. Felipe tenia 26 años - doce menos que su novia y tía segunda - aceptando disciplinadamente la decisión de su padre "ya que soy un hijo obediente y no tengo más deseo que el suyo, especialmente en asuntos tan importantes". Doña María, que tenía en su poder el retrato de su prometido pintado por Tiziano, experimentó un súbito enamoramiento propiciado por su edad madura y el desamparo afectivo que había manifestado en el pasado.
La boda se celebró por poderes en Londres el 6 de enero de 1554 representando al rey de España el conde de Egmont, destacado aristócrata flamenco. Al llegar la noche de bodas el noble se acostó en el lecho de la reina para públicamente cumplir con la tradicional costumbre pero debemos advertir que estaba cubierto de la cabeza a los pies con su armadura ya que no tenía poderes para mayores intimidades, como es natural. El príncipe Felipe viajó a la tierra de su esposa en mayo de 1554, desembarcando en la costa inglesa el 19 de julio. Nada más llegar recibió la máxima condecoración inglesa, la Orden de la Jarretera, " que se lleva en la pierna derecha a manera de atapierna hecha una lazada hacia fuera" ya que su fundador Enrique VI recogió la liga de una dama caída durante un baile; al devolverla a su propietaria los cortesanos sonrieron maliciosamente, por lo que el monarca dijo en voz alta: "Que se avergüencen los que piensen mal", pasando a ser esta fase su divisa.
Los esposos pudieron verse por primera vez el 25 de julio, día en el que se celebró la ratificación nupcial y la misa de velaciones, pasando la luna de miel en el castillo de Windsor. El tálamo nupcial fue bendecido por el obispo de Winchester, retirándose los recién casados a sus aposentos tras bailar una alemana, baile neutral ya que ni Felipe sabía bailar a la inglesa ni María a la española. "Lo demás de esta noche júzguenlo los que han pasado por ello" nos narra el picarón cronista. Suponemos que el príncipe cumplió su cometido ya que a los tres meses la reina empezó a sospechar que estaba embarazada. La misión que había llevado a Felipe a tierras inglesas se estaba cumpliendo a la perfección ya que un heredero sería la máxima expresión del enlace entre España e Inglaterra, aunque se cuenta que el príncipe antes de partir dijo- "Yo no parto para una fiesta nupcial, parto para una cruzada".
En los últimos meses el vientre de María Tudor aumentaba de volumen, lenta pero progresivamente. El deseado embarazo lleva buen camino y los trajes de la reina se quedan cada vez más estrechos. El parto se espera para el mes de abril de 1555 y los preparativos se ultiman, repartiéndose incluso las invitaciones para el bautizo. Pero el deseado parto no llegaba y el tiempo del embarazo fue sobrepasado. Los médicos se rindieron ante la evidencia para atribuir el abultamiento del vientre real a una hidropesía, vulgar retención de líquidos. Bonner, el obispo de Londres, hizo ver a su Majestad que lo que había ocurrido no era más que un castigo divino por no continuar la persecución de herejes; convencido de ello, María ordenó quemar vivas en los tres meses siguientes a más de 50 personas, recibiendo en consecuencia el nombre de Bloody Mary.
Felipe y sus nobles acompañantes deseaban abandonar Inglaterra ya que no les gustaba ni el clima, ni la cerveza, ni la tendencia protestante de algunos individuos, ni siquiera se sentían atraídos por las mujeres de la tierra tal como dice una anónima copla:
"Que yo no quiero amores en Inglaterra pues otros mejores tengo en mí tierra ¡Ay, Dios de mi tierra, saqueisme de aquí! ¡Ay, que Inglaterra ya no es para mí!"
La excepción a esta copla parece ser el propio Felipe, ya que se cuenta que un día sorprendió a la hermosa vizcondesa de Montague ocupada en su aseo personal, acercándose a ella a través de una ventana abierta. Percatada de la presencia del español, la dama agarró un bastón para propinar un vigoroso golpe a tan atrevido galán. También de esta estancia inglesa se cuentan amores reales con doña Catalina Leney y con Magdalena Dacre, doncella de honor de María Tudor. Se ha llegado a especular sobre una presunta relación amorosa con una panadera, aludiéndose a esto en los siguientes versos:
"La hija del panadero, en su tosco, sayal es mejor que la reina María sin su corona"
Las malas lenguas cuentan que Felipe estaba realmente enamorado de su cuñada Isabel, la hija de Enrique VIII y Ana Bolena que pronto se hará con la corona inglesa. Isabel tenía 21 años, ojos azules y porte altivo enamorando a nuestro príncipe. Dicen que Felipe consideraba todos sus padecimientos castigo de Dios por estar enamorado de Isabel y casado con María. También se cuenta que Isabel conservó durante toda su vida el retrato de su frustrado novio presidiendo su mesa. Felipe tiene fama de mujeriego y amante de los pasteles como recoge el embajador veneciano Badoaro: "Abusa de ciertos manjares y sobre todo de dulces y pastas. Es incontinente con las mujeres".
Asuntos de Estado llevaron a Felipe a partir para Flandes el 29 de agosto de 1555. Carlos había pensado abandonar el gobierno de sus territorios y abdicar en su hijo y su hermano para retirarse a descansar al extremeño Monasterio de Yuste, donde disfrutaría durante dos años de aire puro y buenos alimentos. La marcha del príncipe supuso un duro golpe para la enamorada María, reflejándose su tristeza en una coplilla inglesa:
Gentle prince of Spain.
come, o'come again ...
Tierno príncipe de España
vuelve conmigo otra vez
Los deseos de María se hicieron realidad y Felipe regresaba a Inglaterra en marzo de 1557, convertido en rey de España y las Indias, de Nápoles y Sicilia, señor de Flandes y duque de Milán. Durante los meses que pasaron juntos María deseaba engendrar ese hijo tan deseado. Felipe vuelve a España en julio de 1557 y María le escribe para comunicarle su nuevo embarazo debido a la progresiva hinchazón de su vientre. El incrédulo rey dará instrucciones al conde de Feria para que averigüe con toda la discreción posible la veracidad de la noticia. El conde contesta a Felipe comunicándole que los síntomas de preñez son tan falsos como la vez anterior.
Continuará...