Para aquellos que no conozcan Ceuta, les diré que es una ciudad acogedora y una de las bonitas de España, pues lo tiene todo; su contorno en unas partes es liso y placentero y en otras roqueño, con hermosas calas, dormida en la valva de su orilla. Al pié de sus aguas limpias y cristalinas, se refleja el recuerdo de los pueblos que se asentaron en ella, observándose por doquier esos restos del pasado glorioso de una ciudad que nunca se ha doblegado ante la adversidad.

    Al viajero que recala por primera vez en esta hermosa tierra, lo primero que le llama la atención, es su luz, un cielo azul, límpido, diáfano y esplendoroso, que le da un colorido sin igual, pues cuando el sol lanza sus rayos luminosos sobre ella, reverdece, se hace coqueta y como el tornasol, saca a relucir sus mejores galas en una sinfonía de colores que se asemeja a la descomposición del prisma.

 Desde el barco que viene de Algeciras, y ya en mitad del Estrecho de Gibraltar, podemos contemplar su grácil silueta, ésta chiquilla, que es abrazada con mimo y cariño por dos mares el Atlántico y el Mediterráneo .

Se le ha llamado la ciudad de las cuatro culturas; han convivido cristianos, musulmanes, hebreos e híndues, sin roces de ningún género.Tengo amigas de dichas culturas que aún conservo.