Sin condiciones,
sin aspavientos.
Rara vez
la raíz se descubre
y nos muestra su larga marcha,
su tez pintada de supervivencia,
su entregada y desesperada búsqueda
que alimenta la belleza de la flor,
al otro lado,
a la vista...
Sin condiciones,
alguien acaba entregándose
a una causa insegura
y se aloja en la humedad de la tierra,
para que germine una sonrisa
en otro rostro distinto,
en otro lugar...
Donde un solo brote
contiene las dos clases de amor:
La que nunca falla
y la que siempre florece...