¡Aquel día!
Dificilmente he de olvidar aquel día,
recorriendo aquellos patios de paredes blancas
a las que adornan bellas flores enredadas en la celosía.
Yo estaba feliz y tu me observabas con tu mirada franca,
era como si el reloj y el mundo se pararan,
solo se oia el brotar del agua de la fuente,
que jugaba saltarina, alegre y clara.
Mi memoria conserva aquella imágen latente,
de hondo sentimiento que invade mi alma,
todo era bello, solo se respiraba amor y calma,
ese día ya está grabado en mi corazón que no miente.
Soledad Gª Baena
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