Parece que algunas cosas no son importantes, y no es así. Un detalle puede cambiar un día, y no un gran detalle, sino un detalle casi insignificante.
Es como si la vida tuviera hambre de varias cosas, y entres ellas, están los detalles. Estos son señales de que no somos indiferentes del todo al resto. Es triste vivir en un lugar deshumanizado, donde cada uno va a su bola, y no tiene tiempo para reparar en nadie.
No es que uno se crea más importante porque alguien tenga una delicadeza con el, sino que los detalles son como caricias, y caricias necesitamos todos, incluso los que van de duros.
Creo que todo lo que no se alimente muere, hasta el ánimo.
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